En
los imaginarios de las ciudades están los extramuros. Hasta allí llegaban los
duendes que son más de las cascadas y del mundo rural, como los chuzalongos que
protegen al Taita Imbabura.
En
el centro, se encontraban las damas tapadas. Para el caso de Ibarra está el
sector de la Calle Larga, la entrada norte de la urbe e incluso había
carrizales, existe la famosa leyenda del Becerro de Oro, que no es otro que una
aparición de ultratumba que -al igual que la Caja ronca- se trata de un tesoro
escondido por un avaro. Quien quitara la manta -cubierta de monedas de oro-
podría salir de pobreza.
Como
el sitio, ahora la avenida Eloy Alfaro, se trataba de un extramuro, no es
casual que el primero que intentó llevarse el caudal fuera el negro Felipe
Quiñónez, que se envalentonó después de asistir a una fiesta. Tales hechos
ocurrieron en 1863, poco antes del terremoto de 1868 que devastó la urbe. Sería
posteriormente Alonso Hernández, un caballero quiteño venido a menos, quien se
hizo con la fortuna sin olvidar recompensar a Quiñónez por su ayuda. Aquí una
escena:
“Alonso
Hernández saltó de su caballo para situarse en el lomo del animal y acometerle
una certera estocada en el pescuezo, aferrándose como un jinete del infortunio
aún con su penacho de colores vistosos en su cabeza. Un poco más lejos, su
caballo desbocado seguía esta lucha, en medio de una luminosidad de sangre,
como si en su corrida siguiera los designios de fuerzas siniestras. El torete
cayó en un solo bramido trágico y su cuerpo informe se estrelló contra las
piedras. El matador -con una agilidad insana- pudo evitar la caída en el último
momento, pero tuvo la fuerza de tentar a su víctima, que aún resoplaba con el
aliento de los moribundos”.
Otro
sector importante dentro de los sitios mágicos son las catacumbas, ubicadas en
el antiguo puente de Los Molinos, el sector de la actual avenida Carchi. Se
hablaba, además, de túneles que comunican desde la calle Sucre hasta las
catacumbas, sitio donde se cree que era un cementerio indígena, por el sector
de Santo Domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario