En
estos días, Ibarra concluye la conmemoración 147 del retorno de 553 personas
sobrevivientes del terremoto de 1868. La urbe contaba, aproximadamente, con
7.200 ciudadanos de los cuales perecieron más de 5.000, de un total de 20.000
muertos en toda Imbabura, que destruyó también poblaciones como Cotacachi,
Otavalo o Atuntaqui.
Largos
años vivieron los ibarreños en Santa María de la Esperanza. De cuando en
cuando, volvían a su amada tierra y, aunque los ánimos estaban divididos,
resolvieron el reasentamiento en el mismo lugar. Nuevamente, el ímpetu de
Gabriel García Moreno, entonces Presidente de Ecuador, es decisivo.
En
su primera llegada, ya había decidido el trazado en damero de la nueva ciudad, desde la esquina de un
coco sobreviviente, y con calles amplias de 13 metros de ancho, como era la
fisonomía de las nuevas ciudades modernas, que García Moreno había conocido en
sus viajes a Europa. Por eso, la dirección para delimitar la nueva urbe está a
cargo del ingeniero Arturo Rodgers, y de 14 entusiastas jóvenes ibarreños que
son enviados a Quito para perfeccionarse en estos oficios.
Así,
desde el 13 de abril de 1872, al cabo de cuatro años del suceso, comienza el
retorno de los ibarreños desde La Esperanza. “Entusiastas caravanas van
cumpliendo la orden de retornar; unas, la mayoría, a pie; otras, a caballo; los
enseres a lomo de mula, y en carretas haladas por yuntas de bueyes, las cargas
más pesadas, que van lentas pero más seguras. El 28 de abril, un nuevo domingo
y fiesta de la Virgen de las Mercedes, celebran el regreso.
El
canónigo Mariano Acosta proclama un emotivo discurso: “¡Ibarra! Patria mía,
levántate del seno de las ruinas, y la diestra del Altísimo te embellecerá”.
Por su parte, José Nicolás Vaca, que estuvo durante los cuatro años en La
Esperanza, dice que esta fecha de 1872 tiene un significado similar a la
fundación realizada en 1606, auspiciada por Miguel de Ibarra, cuando pensaba
“por dicho paraje abrir el camino más breve para Panamá”. Al parecer, la idea
de buscar el mar también fue enterrado entre los escombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario