lunes, 22 de agosto de 2022

Un sombrero por el río Tahuando, 1865



 

 


Después de mucho andar, Friedrich Hassaurek, el embajador de Estados Unidos, llega a Ibarra, en 1865. Hace poco, en su país, han asesinado al presidente Abraham Lincoln, quien batallaba contra los estados esclavistas del sur. El diplomático que soñaba con Viena se acomoda su larga chiva y escribe: “El lugar donde está situada Ibarra es húmedo y pantanoso y, de vez en cuando, le visitan fiebres intermitentes”. Se pasea por sus calles y cuenta que sus habitantes son sociables y hospitalarios.

 
Después, al caer la tarde, escucha una canción: “En el río del Tahuando / mi sombrero va nadando, / en la copa me dice / que mi amor se va acabando”. Cantan los arrieros y chagras, comenta en el libro Cuatro años entre los ecuatorianos. Lo que aún no sabe es que la canción durará siglos, como en las voces de Ñanda Maniachi.
 
100 MICROHISTORIAS de Ibarra, Juan Carlos Morales Mejía
 
Panorámica: Miguel Ángel Rosales, segunda mitad del siglo XX