En
el mito clásico, Prometeo se alía con Zeus en contra de Cronos. El nuevo dios
urde una treta para quedarse con los sacrificios del toro, pero Prometeo lo
engaña sutilmente. Encolerizado, niega el fuego a los mortales. Prometeo, con
la ayuda de Atenea, entra sigilosamente al Olimpo y hurta el elemento del carro
de fuego del Sol.
Al
enterarse de que Prometeo ha entregado el fuego a los humanos, Zeus lo castiga
amarrándolo a un pilar en las montañas caucásicas donde un buitre devora todo
el día su hígado, que vuelve a crecer por las noches, refiere Robert Graves
(Ariel).
Dos.
Franz Kafka, en 130 palabras
(Fontana), deconstruye este mito en cuatro versiones. 1) El relato del
encadenamiento y del ave de rapiña; 2) Prometeo aguijoneado se hunde en la roca
hasta fundirse; 3) La traición fue olvidada, los dioses la olvidaron, él mismo
la olvidó; 4) “Se cansaron de esta historia insensata. Se cansaron los dioses,
se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio. Quedó el inexplicable
peñasco”.
Tres.
Con este ardid literario, el filósofo Byung-Chul Han ha escrito el libro La sociedad del cansancio (Herder
Editorial), donde afirma que el mito de Prometeo es “una escena del aparato
psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo, que se violenta a sí mismo,
que está en guerra consigo mismo”.
El
ego -transformado en un supuesto “éxito” en la vida y por eso una suerte de
estar encadenado- es el que devora a estos zombis en que se han convertido los
humanos que se creen que viven en libertad. El dolor del hígado, que en sí es
indoloro, es el cansancio. Propone ante esto la filosofía como resistencia y la
contemplación como un camino (él mismo cultiva su propio jardín).
Cuatro.
Han se olvida de la continuación del mito. Prometeo advirtió a su hermano
Epimeteo de casarse con Pandora, creada insensata, traviesa, perezosa y bella.
Esta liberó la jarra donde estaban todos los males -Vejez, Fatiga, Enfermedad,
Demencia, Vicio, Pasión- incluida a la engañosa Esperanza, quien “los disuadió
de cometer un suicidio colectivo”.
Cinco.
Esquilo en Prometeo encadenado escribió: “Es mejor morir de una vez que sufrir
miserablemente todos los días”
No hay comentarios:
Publicar un comentario