Antología año 1998
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martes, 29 de octubre de 2019
domingo, 27 de octubre de 2019
Poemario Ofidias, premio en México, 2019/10/24
Para
engañar al mundo, parécete al mundo, lleva la bienvenida en los ojos, en las
manos, en la lengua… pero sé la serpiente que hay debajo. Lady Macbeth, dice en
la primera cita de Ofidias, el poemario de Valeria Guzmán Pérez, lexicógrafa,
traductora y ensayista ecuatoriana quien recibió el mes pasado el Premio Nacional
de Poesía Tijuana, en México. La ofidia es toda cuerpo: /
pura
piel y tacto. La ofidia emite designios /
si
enrosca en caos las palabras.
El
jurado sustentó el galardón “por cómo ella maneja el lenguaje, experimenta con
la forma y logra abordar con profundidad cuestiones que mezclan lo “ancestral”
y “mítico” con la “eléctrica cotidianidad”.
La
ofidia antepone la sutil seducción a la fuerza de mandíbulas y dientes. /
La
ofidia retoza en el goce / de sus conexiones subterráneas.
La
poeta, en esta primera entrega, habla de su oficio: Ofidias es una sección de
poemas sobre la naturaleza femenina desde tiempos ancestrales y su relación con
las serpientes. Se aborda aquí la pregunta por la otredad que nos constituye
como mujeres, desde un saber distinto, mutación perpetua, entre sibilas,
pitones y crotalinas. En el poema Pitón se lee:
Cuando
el curso migratorio de las aves /se expande en el aire con plumas calurosas /
paciente
yo, depredadora de emboscada, /
el
deseo ensalivo. /
Bastará
la proximidad del vuelo bajo /
para
ser presa del estrangulamiento. /
Pero
no te preocupes, vivirás para escuchar /
el
crujir de tus costillas y el torrente de tu sangre.
Raquel
Olvera escribe en la contraportada: “Como una gota se carga lentamente hasta
que ya no aguanta su propio peso y rueda, así, cada palabra de Valeria Guzmán
ha caído en su libro Ofidias. La lucidez, en algunos momentos escalofriantes,
se ha aliado con la belleza y macerado en el tiempo. Científica del lenguaje y
poeta, Valeria no escatima energía en pulir cada verso hasta volverlo luz.
Ofidias, Piel verbal, Tremor de Golondrinas y Morir de almendra amarga son las
cinco vetas de esta mina de oro. En perfecto equilibrio entre la emoción y el
pensamiento, frente a la alteridad radical de lo femenino, el libro que el
lector tiene en sus manos tal vez se vuelva pájaro o serpiente pues, como en
toda obra de transmutación alquímica, la magia sucederá”
domingo, 20 de octubre de 2019
Entrevista en tvncanal, 2019/10/18 Decreto 883 y situación en el país
Juan Carlos
Morales Mejía, periodista e historiador, dio a conocer sobre lo que genero el decreto
883 y la situación que desembocó en el país, en entrevista realizada por tvncanal de Ibarra, el 2019/10/18
Puede revisar la entrevista en Facebook de Tvncanal
Urkumantami kani, 2019/10/17
Quitando
las telarañas de las narrativas de los medios, incluidas las redes, hay un
hecho: la cadena nacional donde negociaron los pueblos originarios y el
Gobierno sobre el Decreto 883 (solo un detonante).
Antes
la institucionalidad presentó en un enlace a la milicia, el domingo los
representantes amazónicos hicieron lo propio, usando sus penachos y pinturas en
la cara, hombres y mujeres, en una muestra también de una posición hostil. El
resto estaba con sus ponchos rojos y una memoria de levantamientos de siglos y
sus muertos.
Fue
más que una disputa entre campo-ciudad, mundos indígena-blanco-mestizo,
centro-periferia, civilización-barbarie (qué mismo es el desarrollo, cabe
preguntarse), clases sociales, élites representadas, pueblo llano o
poscolonialidad…
Se
trató del enfrentamiento de dos cosmovisiones: comunitaria andina frente a la
individual occidental, que al no ser resueltas han producido a lo largo de
nuestra historia racismo, exclusión, pobreza, regionalismo, a tal punto que
Ecuador, y hay que decirlo fuerte y claro, vive una suerte de apartheid disimulado a lo largo de
siglos, que se hizo más evidente en el cierre del puente, curiosamente llamado
de la Unidad Nacional, en Guayaquil.
Basta
leer los libros del sudafricano y Premio Nobel de Literatura John Maxwell
Coetzee, como Esperando a los bárbaros,
para advertir esa realidad, aquí en el país de los cuatro mundos, y comprobar
que los indígenas (nativos significa y proviene del latín) -como
eufemísticamente los llamamos para no decirles indios- no solo deberían
quedarse en el páramo, donde irónicamente protegen el agua que toman los
mishos.
A
diferencia de Paraguay donde todos saben guaraní, acá ni siquiera hablamos
quichua. Desconocemos sus principios: Ama
killa, Ama llulla, Ama shuwa (No ser ocioso, no ser mentiroso, no ser
ladrón). Peor Urkumantami kani (Soy
del páramo).
Juan
Montalvo dijo que un día contaría la historia del “indio” y haría llorar al
mundo. Nunca lo hizo. Murió en París escribiendo Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes, Shuk shunkulla, que
seamos como un solo corazón, nos dicen. Nunca los hemos escuchado.
viernes, 11 de octubre de 2019
No amo mi patria, 2019/03/10
En
estos días aciagos para el país, a veces, la poesía nos puede devolver el
aliento. Pero también nos interpela. Así es -escrito para esta tierra de
volcanes telúricos- un pequeño texto de Henri Michaux: “El que no ame las nubes
que no vaya a Ecuador”.
Y,
claro, está el potente poema “Catedral Salvaje”, de César Dávila Andrade:
“¡Todo ardía bajo los despedazados cálices del sol! /
¡Las infinitas grietas
corrían como trenzas oscuras /
sobre los bloques poderosos en que respira cada
siglo el Cielo!”.
Fue
el mismo bardo quien en Boletín y elegía
de las mitas nos restregó en la cara la situación de los excluidos:
“Yo soy
Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña, /
Nací y agonicé en Chorlaví,
Chamanal y Tanlagua, /
Sí, mucho agonicé /
Sudor de sangre tuve en mis venas /
Añadí así más dolor y blancura a la cruz que trajeron mis verdugos”.
“Ecuatorial,
ecuatorial, ¿recuerdas / tu sudor, el pie perdido / en la noche resbalosa de la
víbora?”, escribió Jorge Enrique Adoum en Los
cuadernos de la Tierra.
Pero
los poetas de otras latitudes, como el mexicano José Emilio Pacheco, nos
legaron “Alta traición”:
“No amo mi patria. /
Su fulgor abstracto es inasible.
/
Pero (aunque suene mal) /
daría la vida/ por diez lugares suyos, /
ciertas
gentes, /
puertos, bosques de pinos, fortalezas, /
una ciudad deshecha, gris,
monstruosa, /
varias figuras de su historia /
montañas /
(y tres o cuatro
ríos)”.
En
una entrevista, el escritor nos da pistas: “Hoy sabemos que todo texto nace de
otro texto. Los orígenes de ‘Alta traición’ están por partes iguales en mi
experiencia íntima e insustituible (los ‘puertos’ son Veracruz, Coatzacoalcos,
Campeche; los ‘bosques de pinos’ los que rodeaban en mi infancia a la ciudad de
México y ahora han desaparecido o se hallan en agonía”.
Porque,
más allá de las circunstancias actuales, está una geografía que, además de
dolernos, nos da también esperanza.
“Ecuador, tierra de cóndores y alacranes /
si alguna vez fui feliz /
lo saben tus caminos /
perdóname país de bruma /
pero
esta noche te lloro de alegría”,
escribí en un tiempo que ya he olvidado.
viernes, 4 de octubre de 2019
Greta y un guiño a Humboldt, 2019/10/03
En
1799, Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland llegan a Venezuela. Se hospedan en
la cabaña del indígena Guaykari. Miran la exuberancia de la naturaleza pero
después, en los alrededores del lago Valencia, “observó que la deforestación
llevada a cabo por los colonos españoles estaba agravando las sequías y las
inundaciones.
Sin
la función protectora de la vegetación, el agua de lluvia no se filtraba
progresivamente en la tierra, sino que formaba torrentes que la arrasaban
dejando yermo el suelo”. En La invención
de la naturaleza, Andrea Wulf lo considera el ícono del ecologismo y quien
desde la narrativa de esa época advertía del cambio climático en 1844 por la
acción depredadora del ser humano (En 1920, Joseph Fourier ya anunció el efecto
invernadero.).
Humboldt,
en 1802, en el Chimborazo, comenzó a esbozar su naturgemälde, palabra alemana que podría entenderse como “pintura
de la naturaleza”, que al mismo tiempo entraña una sensación de unidad e
integridad. En otras palabras, que todas las acciones están conectadas, todo tiene
sus causas y efectos.
Este
preámbulo para llegar a la frase de la activista sueca de 16 años Greta
Thunberg: “La crisis climática es a la vez el conflicto más fácil y el más
difícil al que nos hemos enfrentado. El más fácil porque sabemos lo que tenemos
que hacer y el más difícil porque nuestra economía está basada en la
destrucción del planeta”.
Greta,
como muchísimos más, al igual que Humboldt, quien era crítico a las expansiones
coloniales, parece tocar la clave: “Nuestro futuro se ha vendido para que un
puñado de personas puedan ganar cantidades inimaginables de dinero. Nos han
robado el futuro a la vez que nos decían que no había límite”.
¿Quiénes
son? En 2016, 62 personas tenían la misma riqueza que la mitad de la población
mundial, es decir 3.600 millones de humanos. Ahora, ya han mejorado, solo son
8, según Oxfam: Jeff Bezos, Bill Gates, Amancio Ortega, Warren Buffett, Carlos
Slim, Mark Zuckerberg, Larry Ellison y Michael Bloomberg.
¿Qué
diría Humboldt si viviera, el aristócrata que murió pobre por develarnos a la
naturaleza? Chico Mendes lo dijo: “La ecología sin lucha social es simple
jardinería”. Por eso lo mataron.
Greta Thunberg: ¿Cómo se atreven?, 2019/09/26
Con
un potente mensaje, Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años, y líder mundial
contra el cambio climático, arengó en Nueva York contra los líderes mundiales:
“Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías... Y de lo
único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento
económico eterno. ¿Cómo se atreven?”.
Como
si estuvieran a contracorriente de las evidencias científicas, advertidas por
Alexander von Humboldt hace más de dos siglos, los negacionistas -que dicho sea
de paso, son altamente religiosos- se han unido para desacreditarla. Quizá el
ataque más degradante lo vertió Le Figaro,
a través de un comentario no filtrado y dirigido directamente al síndrome de
Asperger de Greta: alguien opinó que era “una vergüenza ver a tantos jóvenes
dejarse conducir por una zombi”.
Para
no quedarse atrás, el asambleísta por Tungurahua Esteban Torres Cobo publica en
su cuenta de Twitter, contra el “ambientalismo patético y almas esnobistas”:
“La sobreactuación de Greta, la niña del apocalipsis zombi, es evidente”.
Suficiente, clama airado el asambleísta, que votó No en la ley contra el aborto
por violación, contradiciendo a 20.000 científicos que se han sumado a las
protestas de los jóvenes ecologistas en 150 países.
Hace
25 años, Eduardo Galeano, en su libro Úselo
y tírelo, ya lo advertía. El 20% de la humanidad comete el 80% de las
agresiones contra la casa de todos. Harlem Bruntland, que encabezaba el
Gobierno de Noruega, decía: “Si los siete mil millones de pobladores del
planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, harían
falta diez planetas como el nuestro para satisfacer sus necesidades”.
“Este
sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del
prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el
cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo”,
reflexionaba Galeano pero, como ahora, muchos insisten en vivir con esa lógica
depredadora del humano que -con el consumismo voraz- nos llevará a la extinción
como especie. Quizás entonces, vuelvan los dinosaurios para regocijo de
algunos.
Ibarra, la ciudad burlada, 2019/09/19
La
fundación de una ciudad, como Ibarra, implica el reconocimiento a los antiguos
pueblos: los caranquis, porque de lo contrario tendemos a creer que estas tierras
eran yermas.
Eso
es lo primero antes de hablar de San Miguel de Ibarra, cuyo nombre fue un
homenaje al presidente de la Audiencia de la época. Casi 400 años se tardaron
los ibarreños en lograr el propósito y salida por Esmeraldas porque el país siempre
se ha burlado del progreso de los otros. Y los propios carecen de sueños para
pensar en una salida a Manaos, para de allí ir hacia el Atlántico (Imbabura no
tiene carretera a la Amazonía, al igual que Cañar).
Ibarra
tuvo en sus orígenes el propósito del mar… El capitán Cristóbal de Troya,
encomendero, regidor de Quito y que ha batallado contra los piratas, como el
inglés Candi, en la isla Puná, en defensa de la Audiencia, nuevamente está al
servicio de la Corona.
Más
que congraciarse -tras la revuelta de las alcabalas, que formó parte junto a su
suegro Moreno Bellido- busca cumplir una vieja aspiración de las élites de la
Sierra Norte de la Audiencia: la salida al mar por Esmeraldas, y de allí a
Panamá por el Mar del Sur, como ahora se lo conoce a las pacíficas aguas que un
día Balboa mirara con asombro.
El
propósito es que los productos puedan ir directamente a Panamá sin pasar por
Guayaquil, no solamente por la dificultad de los caminos sino por el monopolio
que ejerce este puerto, que construye sin prisa su astillero. Desde 1598,
Francisco de Sandoval y Rojas, marqués de Denia y duque de Lerma, ha insistido
al débil rey Felipe III para fundar una villa.
Otros
petitorios se han hecho: Conde de Monterre, en 1605, Juan del Barrio Sepúlveda,
Oidor de la Real Audiencia y Fray Pedro Bedón, vicario de los dominicos, y el
capitán Hernán González de Saá.
Ahora,
el quiteño Troya está en la explanada natural del valle de Carangue -en la
antigua y desolada tierra de los caranquis-, junto con Pedro Bedón y más
clérigos, junto con vecinos, y algún cacique, que se ha sumado a la petición,
para fundar la nueva villa el 28 de septiembre de 1606.
Historia de la papa (Carchi), 2019/09/12
El
almuerzo -locro de papas y mote con mapahuira, además de queso amasado y
aguacate- trae la memoria de varios hechos históricos que interrogan al
presente. La papa, cultivada por los pastos sobre los 3.000 msnm; el maíz y
aguacate, de los caranquis (en el rango de los 2.500 msnm) y la definición de
la manteca de cerdo, traída por los descendientes de Benalcázar.
Para
explicar por qué, en específico, el pueblo pasto -después de realizar un aporte
valiosísimo presente en su cerámica- tendría un declive ya para el siglo XVI,
es necesario acudir al libro de Galo Ramón Valarezo El poder y los norandinos, la historia en las sociedades norandinas del
siglo XVI, 2006.
Citando
a María Uribe -quien menciona una crisis en la economía protopasto, que produjo
un debilitamiento en el intercambio intrarregional- el autor señala dos
elementos claves entrelazados que mermaron ese poderío: conservación de los
alimentos e intercambios permanentes, crecientes y ventajosos, además de un
territorio muy frío que favorecía una buena producción de papa, pero de muy
poco maíz. Siguiendo a Ramón, pág. 67:
“Sabemos
las dificultades de los señoríos norandinos para conservar la papa, difícil de
convertirla en chuñu por la enorme nubosidad que dificulta la variación diurna
sol-helada. Los protopastos, si bien manejaron los ciclos productivos, tampoco
contaron con los enormes campos de camellones que tuvieron los cayambes o
caranquis”.
Con
apenas dos camellones, en los valles ondulados, este pueblo no logró acceder al
maíz, “este precioso cereal que permite un fácil y conocido almacenamiento”,
según refiere Cristóbal Landázuri, en Los
cacicazgos pastos prehispánicos: agricultura y comercio, siglo XVI, citado
en la obra.
Hay
un tema crucial. ¿Por qué los descendientes de los pastos -en la actual
provincia de Carchi- siguen a merced de los intermediarios, sin lograr una
línea de industrialización, con valor agregado? No hay que olvidar que los
mindalaes –los astutos comerciantes- esclavizaron a sus ancestros. Su
universidad debería darnos una respuesta, en una provincia donde únicamente el
7% es planicie, mientras en Imbabura es el 45%.
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