A
juicio de Santiago Ontaneda Luciano, al País Caranqui -como lo ha denominado,
en una de las últimas interpretaciones históricas aparecida en la revista
Cultura- hay que entender a una poderosa confederación de cacicazgos o señoríos
ubicados entre las cuencas de los ríos Chota-Mira y Guayllabamba, precisamente
en la actual provincia de Imbabura, cuya extensión es de 4.986 kilómetros
cuadrados.
El
autor señala que la particularidad ecológica del País Caranqui -y de la
serranía ecuatoriana en general- está vinculada con un fenómeno denominado
microverticalidad, que consiste en la sucesión próxima y continua de distintos
pisos ecológicos, cada uno caracterizado por un sistema de producción propio.
“Esto quiere decir que los habitantes de un pueblo podían tener sus campos de
cultivo en distintas zonas altitudinales y que gracias a su proximidad podían
volver a su lugar de residencia acaso en la misma jornada”.
Es
en la zona templada donde existe la mayor cantidad de montículos o tolas lo
que, en términos generales, significaría que fue el maíz y no los tubérculos el
vínculo de los caranquis, quienes tenían a los montes tutelares, como el Taita
Imbabura y la Mama Cotacachi, como sus dioses principales.
El
Taita es en su cosmogonía un proveedor de agua, también las cochas (lagunas),
pogyos (vertientes), pacchas (cascadas), hatun yacu (ríos) eran considerados
como lugares sagrados, a diferencia de otras religiones más cercanas a los
cultos solares, como los incas.
Según
el historiador Galo Ramón Valarezo, los señoríos cayambis, caranquis y otavalos
formaron una gran confederación: caranqui, quien a la postre, junto con los
quitus y pastos, enfrentarían la expansión incásica del siglo XV, y el
posterior proceso colonial, con todas las implicaciones que tuvo. Ramón
menciona a estos pueblos como norandinos.
Estos
aportes aún parecen ser desconocidos porque existe un falso vínculo con un
pasado inca del siglo XVI. No se entiende de otra manera que una fiesta como el
solsticio sea llamada Inti Raymi, cuando en realidad es un agradecimiento al
Taita Imbabura, por las cosechas del maíz.