lunes, 30 de marzo de 2015

Física de partículas - Más allá del átomo CERN LHC John Ellis Bosón de Higgs

Física de partículas - Más allá del átomo CERN LHC John Ellis Bosón de Higgs

Chopin - Pianoconcert nr. 2 - Rosalía Gómez Lasheras (piano) - Finale YPF - Live Concert - HD



Fanesca: ¿origen vasco?



En estos días se habla, peyorativamente, claro está, de la fanesca. Es una fanesca de propuesta, se escucha en la tele, a propósito de un evento político. Pero como se acerca el verdadero sentido de este potaje contundente, veamos uno de sus significados.

Oteando -tal es la palabra- la web se puede encontrar ciertas palabras. Precisamente en el País Vasco hay un plato llamado faneca, que es una sopa de pescado. Su nombre científico es Trisopterus luscus, conocido como faneca, que es un pez perteneciente al grupo del bacalao familia (Gadidae). El diccionario informa que el origen etimológico viene del euskera bakailao. ¿Será nuestra fanesca pariente de ese plato? Puede ser, ya que nada se pierde con proponer una investigación futura. Por lo demás, hay que recordar que el nuestro también tiene bacalao, pero ahora nos llega desde Galápagos.

Pero el sentido de la fanesca es más profundo. En un antiguo texto que recupero señalo que lo que le da sentido es la confluencia de los diversos pisos ecológicos, porque sería impensable, por ejemplo, que una familia que cultiva habas, sobre los 3.000 metros pueda obtener, en la misma chacra, maní o ají, que es de otra altura. Y eso también somos: una complementariedad entre hermanos.

John Murra refiere que en los antiguos pueblos peruanos-bolivianos se practicó el sistema de ‘archipiélago vertical’, mientras que los pueblos del actual Ecuador, “debido a las características de los Andes en esta región, el acceso de los recursos de los diferentes nichos ecológicos se dio mediante el sistema llamado por Udo Oberem como ‘microverticalidad’”. Esta microverticalidad no es otra cosa que usar los campos de cultivo en diversos pisos ecológicos, de tal manera que se pueda volver el mismo día, como dice el estudio en la Nueva Historia del Ecuador.

Aquí el meollo para entender la fanesca: “se practicó el trueque de productos de diversos pisos ecológicos”. En otras palabras, mientras en el área peruano-boliviana sembraban casi monocultivos, como tubérculos, los anteriores pueblos de los señoríos étnicos (caranquis, quitus, pastos, manteños) intercambiaban productos, como los granos, presentes en esa delicia, incluido el bacalao. Se conoce también de una preparación anterior al arribo de los ibéricos, en una mezcla de varios granos.

Desde la vertiente de la tradición, esta vez del mundo católico, estaba el hecho de que en los días de Semana Santa no había cómo bañarse, a riesgo de convertirse en pescado; y peor insultar a alguien porque se estaba ofendiendo al mismísimo Jesús. Sobreviven también las procesiones y una en especial conmueve: la de Salinas, en el Valle del Chota, en Imbabura. Son afrodescendientes que, vestidos de romanos y con un Cristo negro, caminan por las calles. Es extraño, aún se recuerda el legado de los curas jesuitas, quienes los trajeron como esclavos hace siglos.

Y algo aún más importante: la fanesca se hace en familia extendida, si no, ¿quién va a pelar tanto grano? Creo que esa es nuestra mayor riqueza como pueblo.

 

Iconos

http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/fotoReportaje/1101798328#.VRn1vY5a2Sp


"Los íconos considerados como los referentes simbólicos de un pueblo o ciudad se dan a partir de un largo proceso de validación de la ciudadanía, debido a que pueden ser de diversas índoles, como es el caso de Ibarra, que cuenta con una diversa gama.

Ibarra.
 
Los íconos considerados como los referentes simbólicos de un pueblo o ciudad se dan a partir de un largo proceso de validación de la ciudadanía, debido a que pueden ser de diversas índoles, como es el caso de Ibarra, que cuenta con una diversa gama.

El historiador y escritor Juan Carlos Morales fue el encargado del estudio e investigación que dieron como resultado algunos íconos que caracterizan al cantón. Sin embargo, en la primera entrega del estudio se presentan siete de los más representativos.

Proyecto
 
El material impreso, que será entregado en próximas semanas, también cuenta con video y fotografías que podrán serán liberados en la página Web de turismo de Ibarra, www.turibarra.gob.ec

“La idea es vender a Ibarra como gastronomía, patrimonio y diversidad cultural, que se maneja en las parroquias que conforman el cantón, y presentarnos como un destino turístico diferente”, explicó Ana Gabriela Merizalde, directora del departamento de turismo del Municipio. Además, comentó que el proyecto, que se ha trabajado desde el año pasado, será promocionado a nivel nacional e internacional.

Siete íconos
 
Uno de los principales retos habría sido sintetizar cuáles son los imaginarios turísticos principales. “Habría una segunda parte porque algunos quedaron fuera, como Caranqui, los parques o íconos alternativos”, comentó Morales, quien dentro de su macro proyecto cuenta con 20 íconos. (HOKC)


1. Esquina del Coco
La Esquina del Coco es un ícono de la refundación de Ibarra, en el siglo XIX. Ahora ostenta una pequeña plazoleta, que incluye una escultura del entonces presidente Gabriel García Moreno, artífice de la reconstrucción de la urbe en 1872. El cocotero (Cocos nucifera), es una especie de palmeras de la familia Arecaceae. Aunque puede crecer hasta unos 30 metros, los cocoteros en Ibarra, de los cuales hay muchos, tienen sus cocos más pequeños, debido al clima.
 
2. Turismo gastronómico

La gastronomía de Ibarra es privilegiada. La urbe, al estar asentada en los 2.205 m.s.n.m. tiene el influjo de las montañas (habas, mellocos, papas, sobre los 3.000 m.s.n..m.); pero también los valles cálidos, como el del Chota (yuca, fréjol, plátanos, sobre los 1.500 m.s.n.m.), o incluso más abajo, sobre los 650 m.s.n.m., como Lita, de donde provienen la papaya, pero también la deliciosa guanábana para los helados de paila.
 

3. Centro Histórico Republicano

Ibarra fue devastada por el terremoto de 1868. La urbe fue reconstruida en 1872, y fue tal la magnitud de la obra pública que, según refiere Peter Henderson, catapultó al presidente de entonces, Gabriel García Moreno, quien decretó el retorno de los 550 sobrevivientes. Su Centro Histórico Republicano, declarado Patrimonio Cultural del Estado en 1983, posee edificaciones e inmuebles que evocan estilos europeos desde lo ecléctico, neoclásico e historicista



4. Yahuarcocha

Para los caranquis, señorío étnico que floreció del año 1250 al 1500, aproximadamente, las lagunas eran parte de sus deidades porque estaban relacionadas con el agua. Según Waldemar Espinoza Soriano este antiguo espejo de agua se llamaba Cocha Caranqui (Laguna de los caranquis).




 
5. El Torreón
Con la modernidad, los ibarreños querían su propio teatro de la ópera, por lo que decidieron contratar al mejor arquitecto de aquel entonces, el alemán Francisco Schmidt, quien construyó el Teatro Sucre de Quito, de estilo neoclásico con frontispicio inspirado en el Partenón griego, por pedido de la culta Marieta de Veintimilla, sobrina de Ignacio de Veintimilla, el dictador de finales del siglo XIX. Sin embargo, debido a la construcción de la Gobernación, el Hospital y la Cárcel, el teatro quedó en un sueño inconcluso.

6. El tren: sueño de mar
Los ibarreños tuvieron que esperar hasta el 16 de agosto de 1957 para por fin poder inaugurar la ruta al mar, en medio de una algarabía que llevó incluso a Abelardo Morán a confeccionar una suerte de mascarón de proa en forma de ángel para colocar en la reluciente locomotora de vapor.

7. San Juan Calle y El Alpargate
En kichwa se escribe: Yacu calle, que significa La calle del agua; así, San Juan Calle es una designación del español, pero desde la cosmovisión indígena. Esto sucede porque en el lugar existía un antigua pacarina, es decir un lugar sagrado vinculado con el agua.

Fotografías. Juan Carlos Morales."
 
 
 

martes, 24 de marzo de 2015

Salvaguardias e identidad



Más allá de los análisis económicos, las salvaguardias arancelarias nos llevan a una clave: la hora de creer, en serio, en los productos ecuatorianos pero con calidad. No en ese excesivo sentido chauvinista de preferencia de lo nacional  con desprecio a lo extranjero (como el patriotero francés Chauvin), sino de optar por nuestra industria.

El tema es, además, un cambio del chip cultural. Hace algunos años, en las polvorientas carreteras del país se podía leer un letrero de una marca de neumáticos que anunciaba pomposamente: Llantas tecnología alemana, para caminos ecuatorianos. Era como esa visión de los viajeros del siglo XIX que miraban piojos en los tambos y que, curiosamente, es recogida en libros que hablan de las costumbres de los ecuatorianos.

Esas visiones neocoloniales se mantienen en nuestra América. En 1891, José Martí escribía: Éramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España.

Y esto, porque nuestras élites siempre estuvieron más preocupados de la moda en París de lo que sucedía en Babahoyo, aunque allá tuvieran sus haciendas. De hecho, como se sabe, las fortunas de los Gran Cacao se acabaron muy cerca del Molino Rojo, aquel que frecuentaba Toulouse-Lautrec. Nuestras élites, nuestras pobres élites, nunca terminan de entender este país de bolón y humita.

Los curas de a pie comparten un texto de Leonardo Boff, quien dice que las élites, desde la Colonia, nunca cambiaron su ethos. Cita al historiador José Honório Rodrigues: La mayoría fue siempre alienada, antinacional y no contemporánea; nunca se reconcilió con el pueblo; negó sus derechos, arrasó sus vidas y cuando le vio crecer le negó poco a poco su aprobación, conspiró para colocarlo de nuevo en la periferia, lugar al que sigue creyendo que pertenece. Hoy las élites económicas abominan del pueblo. Sólo lo aceptan fantaseado en el carnaval, remata Boff.

¿Será verdad que nuestras élites piensan sólo en Miami? De allí que da urticaria escuchar a un representante de algunos empresarios (aquellos que se creen tales porque compran un auto y lo venden más caro) decir, con horror, que el whisky estará por sobre los 100 dólares. Nada mejor que la Caña manabita o el Puro Puyo, en esta época.

Martí, hace más de un siglo, decía: Las levitas son todavía de Francia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura del sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!. Sí, esa es la salida: crear y creer en un país de jeans de Pelileo y de textiles de Atuntaqui. Gibran Khalil Gibran escribió: pobre de la nación que no hila su propios vestidos. 

Quienes en la bonanza del cacao no pusieron una fábrica de chocolate, ni en la época aún de banano hacen un patacón de exportación, no pueden darnos clases de buenas costumbres.

sábado, 7 de marzo de 2015

El día en que Marx sonrió



Angle Editorial, hace algún tiempo, publicó Groucho Marx fal’article, un libro que recoge los mejores artículos del cómico y sus propuestas más ingeniosas. El humor, como se sabe, es un asunto demasiado serio, porque existe en estos tiempos quienes creen que las bufonadas son un asunto de estrellar un pastel contra el otro, para que nos produzca carcajadas. Eso, obviamente, está en el primer nivel, pero hay la risa -como nos recuerda El nombre de la rosa, de Umberto Eco- que nos cuestiona sobre la condición humana. Algo de ese humor -con una mezcla de cinismo- se lo debemos a Diógenes.

Obviamente, su apellido nos recuerda al barbudo de Carlos Marx. En Quito, en la década de los 90, mientras caía el Muro de Berlín, alguien escribió un grafiti: ‘Al Marx tiempo, buena cara’, siguiendo en la línea se podía leer: ‘Jesús es el camino, Marx el atajo’. Pero de quien estamos hablando es de otro Marx, un tipo por lo demás simpático al punto que nos dijo: “Lo importante no es saber sino tener el teléfono de quien lo sabe”, lo cual es una verdad.

Por eso, el libro en mención se inicia con un texto del propio Marx de 1927 en el que reflexiona sobre el oficio de humorista. En él dice que “tan pronto un cómico se hace famoso se convierte en esclavo de su humor”.

Finaliza su artículo con un irónico “el negocio de ser gracioso es demasiado serio. En comparación, trabajar en pompas fúnebres es un trabajo alegre. Y he oído decir que los humoristas no mueren nunca de viejos. No pueden soportar tanta presión”.
Julius Henry Marx (1895-1977) fue el hijo de un modesto sastre alemán de origen judío, se dedicó al teatro, el cine, la radio y la televisión. Con sus hermanos actuó en películas como ‘Sopa de ganso’‘Una noche en la ópera’‘Un día en las carreras’ y ‘Una tienda de locos’, entre otras. Aquí algunas de sus memorables frases.

“Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero, ¡pero cuestan tanto!”.
“Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”.
“¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”.
“¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?”.
“Bebo para hacer interesantes a las demás personas”.
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”.
“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien”.
“Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar: es realmente un idiota”.
“El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, estás hecho”.
“Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”.
“Fuera del perro, un libro es posiblemente el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer”.
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
“La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien la enciende, me voy a la biblioteca y leo un buen libro”.
“Partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria”.
Lápida de Groucho: “Disculpe señora que no me levante”.