sábado, 27 de abril de 2013

Ibarra: el retorno a la semilla


El 16 de agosto de 1868 fue trágico para Ibarra y la provincia de Imbabura. La Bella Villa, como era conocida por Juan de Velasco, fue destruida por un terremoto. Tenía 7.200 habitantes de los cuales perecieron 5.000 (20.000 en Imbabura, muchos de los cuales por falta de auxilio).
El gobierno de Javier Espinosa designó a uno de los personajes más notables y polémicos de finales del siglo XIX, como jefe Civil y Militar de Imbabura: Gabriel García Moreno, para aliviar a las poblaciones devastadas. Según refiere Peter Henderson, la reconstrucción de la urbe liderada por García Moreno, en 1872, fue clave para afianzar su proyecto político al mostrar eficiencia en la obra pública.
Al inicio, la ayuda llegó generosamente de varios gobiernos amigos, como Perú, que entregó, además de más de 40.000 soles, un empréstito amortizable de un millón de pesos, por 25 años; Chile destinó 50.000 pesos; Francia, 20.000 francos; Gran Bretaña, 5.500 libras esterlinas; el Presidente de la República donó 200 pesos y el futuro reconstructor de Ibarra, García Moreno, entregó 500 pesos.
En estos días se celebran los 141 años del regreso de los ibarreños, de esos 550 habitantes que permanecieron refugiados durante cuatro años en Santa María de La Esperanza. “Entusiastas caravanas van cumpliendo la orden de retornar; unas, la mayoría, a pie; otras, a caballo; los enseres a lomo de mula, y en carretas haladas por yuntas de bueyes, las cargas más pesadas, que van lentas pero más seguras.
El 28 de abril, fiesta de la Virgen de las Mercedes, “se bendice a la ciudad y a nuestra cara patria”, según informa el gobernador Juan Manuel España. El canónigo Mariano Acosta proclama un emotivo discurso: “¡Ibarra! Patria mía, levántate del seno de las ruinas, y la diestra del Altísimo te embellecerá. Tus calles serán espaciosas y pobladas. Tus plazas hermosas y afluidas de gentes de los mares. Un ángel de Dios velará en las alturas de tus Andes, para contener los desenfrenos de la naturaleza; y dejará el horizonte al amanecer de los felices días que te esperan”.
Queda algo pendiente: se espera que, algún día, se realicen investigaciones arqueológicas de la Ibarra colonial. Aún hay columnas de la magnífica iglesia de La Compañía, a media cuadra del parque. Mientras esto sucede, las casas republicanas de la época de oro de la arquitectura de Ibarra siguen destruyéndose frente a la indolencia de sus propietarios que, en muchos casos, han abandonado los inmuebles a la espera de plusvalía. Es hora de que el Municipio de Ibarra, de ser el caso, expropie a quienes no respetan la historia.

FOTO. Lasallanos junto a los restos de la iglesia de La Compañía, construida por los jesuitas. La foto es de 1906.


FOTO. Emerson Hidalgo lidera al grupo de niños, niñas y jóvenes que realizaron un homenaje a los 550 sobrevivientes, quienes resistieron durante cuatro años en La Esperanza, hasta refundar la urbe.



sábado, 20 de abril de 2013

Evas, guerreras cotidianas


Para poner en escena Las guerras de Eva, el grupo Pukañán, de Ibarra, entrevistó a mujeres que han sufrido maltrato, en una sociedad donde los niños reciben juguetes de rambos con metrallas y las niñas acunan a barbies, con el equipo completo de cocina. En un país, donde las mujeres aparecen estranguladas o expertos en artes marciales las asesinan a pedradas, al filo de una quebrada, mientras se justifica con un “a qué son locas”.
A los danzarines les impresionó la historia de una joven, ahora de 28 años, que fue abusada por su tío con apenas seis años. Ella solo pudo contarlo cuando el hombre, que acaso le llevó un peluche, falleció.  En este laboratorio de arte, aparecieron otras mujeres quienes les relataron memorias de golpes, despidos intempestivos por embarazo, violaciones y ese machismo cotidiano del manoseo en los buses y las vaciladas en la calle, más allá del consabido “reinita”.
Solicitaron, vía redes sociales, peluches en desuso para que sean parte de la escenografía, como una suerte de crítica a la mujer vista como un objeto, como una rosa inmarcesible. Sin embargo, desde que Eva mordió la manzana, ha sido asociada a la idea del pecado por un mundo patriarcal y machista, donde no se libra lo judeo-cristiano, que solo subió a la mujer a los altares, en forma de virgen coronada.
En la obra, dirigida por Rodrigo Herrera, participan Paola Cabrera, Pilar Rueda, Carolina Solarte, Gastón Andrango y Carlos Cortez. Para el espectador no hay tregua ni contemplaciones, porque esta danza cuenta la memoria oculta de cada día. Bajo una luz carmesí, aparece una puerta desprendida donde una mujer trata de aferrarse a una salida.






Varios peluches y muñecas con facciones del astuto Norte, como diría Martí, son atados con una cuerda a otra danzarina, en una escenografía minimalista con música de Sigur Rós, que evoca a una mariposa y a un puño ensangrentado. En el vértigo, se escuchan las melodías de Yann Tiersen, evocada en el filme Amelie, la de israelí Chava Alberstein, quien cuestionó a su propio gobierno durante la primera Intifada palestina, y esa sutileza que es la obra de Alberto Iglesias, clave en la cinematografía de Almodóvar.




Pukañán (Camino rojo) hace danza contemporánea que –a diferencia de la clásica que va tras lo apolíneo- busca lo dionisíaco, lo humano, sus pasiones y tragedias. Esa trasgresión permite que, al final, los peluches y muñecas de ojos azules y rostros descascarados terminen en una escalera, que no conduce al cielo. Porque el pecado de Eva es antiguo, desde  el día que un Dios barbudo y macho aplastó a la serpiente, por su sapiencia.
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Presentación Fabulario del dragón

Este jueves 11 de abril, 17h00, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Ibarra, presento el libro de cuentos Fabulario del dragón, traducido al inglés y francés, que incluye los libros Circus y Tierra de Centauros. Es parte del volumen I, de la colección Pichaví. Es en la sala José Miguel Leoro, donde también se presentará de la colección Tahuando, Barro de nuestro barro, de Laureano Játiva.

Adjunto la portada del libro. En el acto se entregará un ejemplar.


En noviembre, 2008, el libro Fabulario del dragón obtuvo el primer premio, entre varias categorías, Gráfica de Oro, en el XV Concurso Latinoamericano de Productos Gráficos “Theobaldo de Nigris”, en Buenos Aires, Argentina, como reconocimiento a Imprenta Mariscal, quien imprimió esta obra bajo el sello creativo de Trama.


domingo, 7 de abril de 2013

Diluvio en tierra de los quitus


Abril aguas mil, en mayo no te quites el sayo, es un dicho que llegó de la tierra de Don Quijote. Un verdadero diluvio ocurrió en estos días en Argentina con lamentables pérdidas. También nuestro país sucumbe a los torrenciales aguaceros, aunque, a decir verdad, no debemos olvidar que tenemos una provincia que se llama Los Ríos y que lo que llamamos manso Guayas es en verdad la cuenca más importante del Pacífico, con más de 40.000 km2 de superficie.
La lluvia trae el tema del diluvio. Son cosmovisiones que los antiguos habitantes conservan acerca de sus orígenes. Isaac Asimov en su Guía de la Biblia, supone que el diluvio –que debió ser Universal- acaso se produjo por la caída de un meteorito en el Golfo Pérsico. “El chapoteo resultante habría tomado la forma de una ola gigantesca que avanzara desastrosamente hacia tierra, arrollando todo lo que encontraba en su paso”.
El diluvio está presente en los mitos de los cañaris, dos de ellos salvados por mujeres-papagayo. Para el caso de los antiguos pueblos, como los quitus, está la versión de Juan de Velasco, del siglo XVIII:
“Los de Quito conservan en la memoria de un antiquísimo general diluvio, del cual se salvaron sus progenitores en una casa de palo sobre la cumbre del Pichincha. Según las grandes fábulas que de ellos escribió Niza (Ritos y ceremonias de los indios de Quito), provino aquel naufragio de que los tres hijos de su Dios llamado Pacha, no teniendo con quienes hacer la guerra, la mantuvieron con una gran serpiente: que herida con muchas flechas, se vengó vomitando tanta agua que anegó toda la tierra: que se salvó Pacha con sus tres hijos, y sus mujeres, fabricando una casa sobre la cumbre del Pichincha, donde metió muchos animales y víveres, que pasados muchos días largó al ullahuanga (ave semejante al cuervo) y no volvió, por comer los cadáveres de los animales muertos, que echando otro pájaro volvió con unas hojas verdes, que bajó entonces Pacha con su familia, hasta el plan, donde es la ciudad de Quito, y que al tiempo de hacer allí la casa, para vivir todos juntos, ninguno pudo entender lo que hablaba el otro, que separados por eso, con sus mujeres, se habían establecido los tres hermanos y el viejo en las diversas partes de la comarca, donde estaban todavía sus descendientes. Añade el mismo, que otros referían esta misma historia, desde donde fueron sus antepasados navegando por el mar hasta Cara; y explica provenir esta diferencia de que unos eran descendientes de los primeros quitus, y otros de los extranjeros que primero se establecieron en Cara”.