domingo, 18 de octubre de 2020

Glück, la antípodas de Gringolandia, 2020/10/15

 


“El maestro me dijo: debes escribir lo que ves. Pero lo que yo veía no me emocionaba. El maestro contestó: cambia lo que ves”, así escribe Louise Glück, la Nobel de Literatura de este año. Su obra profunda enfrenta a un mundo de la palabrería que ahora sacude las redes sociales, precisamente en un país donde uno de los candidatos le dice al otro: “Cállate payaso”.

Obviamente, la Academia Sueca no da puntada sin hilo. Esta poeta premiada antes por el demócrata Barak Obama muestra en sus versos el retorno a la ruralidad, la importancia de la vida cotidiana, la sencillez de las cosas vitales, la nula ostentación al dinero y ese desgano por las pantallas y las candilejas tan propias de una sociedad de banalidades tan proclive a seguir las abultadas posaderas de las Kardashian y donde su mandatario Trump se ufana de tener un retrete de oro mientras pulsa Twitter.

Glück –cuyo apellido es de origen húngaro- representa precisamente todo lo contrario del llamado “Sueño Americano”. Quien da con la clave del asunto es el poeta Federico Díaz-Granados –quien realizó un homenaje poético a Jim Morrison- cuando dice que Glück está al otro lado de la línea vitalista y épica que parte de Walt Whitman que celebra el escenario de la ciudad y la naciente vida norteamericana del XIX, mientras ella canta el regreso al jardín interior después de una larga jornada en un lenguaje conversacional e íntimo que lo hace universal.

Hay muchas pistas: el retorno a los clásicos, como la voz de Telémaco; la búsqueda del silencio poético; la tradición misma de la literatura norteamericana; un aliento a la poesía, tan menospreciada (su editor en castellano Manuel Borrás, de Pre-textos, cuenta que ha vendido 200 ejemplares aunque afirma que la literatura no es una carrera de caballos)… Se agradece también la enseñanza de Glück: la obra debe escribirse sin pensar en los 15 minutos de fama que clamaba Andy Warhol. A la poeta le preocupan otras cosas: “Terrible sobrevivir / como conciencia / sepultada en tierra oscura”.

 

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección:

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/glueck-la-antipodas-de-gringolandia

 

sábado, 10 de octubre de 2020

Mitología Las Primeras voces

 

 

Ilustraciones por José Villarreal

 

"Los primeros relatos, lo que se conoce como la cosmogonía de los pueblos nativos, develan una sabiduría para interrogar al mundo después del caos. Los pueblos ancestrales de Ecuador, al igual que de todas las culturas del orbe, encontraron explicaciones de sus orígenes desde el nacimiento del fuego, hasta los gigantes soberbios (presentes en muchos mitos antiguos) o en los dioses como Chiga y las lagartijas. Estas voces de voces, que son mitología, ahora son parte de la literatura, en formato de microcuentos."






Tras las huellas de Heráclito, 2020/10/08

 


Heráclito utilizaba un lenguaje críptico, por eso es conocido como el Oscuro: “Entramos y no entramos en los mismos ríos, somos y no somos”. También escribió: “Diversas aguas fluyen para los que se bañan en los mismos ríos. Y también las almas se evaporan en las aguas”.

Luis Farre dice que posee un estilo simbólico, mítico y sentencioso, por lo demás normal en los presocráticos imbuidos también en lo poético. Aunque su voz parecería salir de algún oráculo de Delfos, Nietzsche lo consideraba un filósofo diáfano: “Yo me escudriñé a mi mismo”, escribió hace 2500 años en Éfeso, Asia Menor, este contemporáneo de Parménides de Elea, a quien leyó. Su dialéctica, que el Universo está en movimiento a diferencia de lo estático de Parmémides, estaría presente después de milenios (no olvidemos la tesis del marxismo cuando habla de los contradictorios). Siguiendo a Heráclito, esa paradoja produce armonía, explicado por Platón en el mito de la caverna, cuando se pasa de la oscuridad a la luz.

Únicamente con su aguda intuición nos dejó interrogantes sobre nosotros mismos a partir de aparentes paradojas como nombrar a un río. Sin embargo, Aristóteles en la Metafísica advertía: “De hecho es verdaderamente imposible que alguien piense que una cosa sea y no sea, como afirman algunos que dijo Heráclito”.

Borges, desde su ceguera como una ironía, también interrogó al filósofo Oscuro para decirnos que debió sentir ese horror sagrado de ser un río y una fuga. De estos inasibles elementos decidí viajar al río-mar del Amazonas en procura de su misterio, pero también a los ríos de ceja de montaña de la provincia de Imbabura, así como la tristeza de mirar el río Tahuando, en Ibarra, donde los mayores aprendieron a nadar. Tal vez un día nos sea dado ir a ese otro río, donde el barquero Caronte nos señalará dónde habita Heráclito, para mirarlo desde lejos. Hasta mientras, hay que intentar con las palabras: “Río nocturno: / en sus aguas / busco su rostro”.


Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/tras-las-huellas-de-heraclito-filosofia-lenguaje-oscuro