domingo, 17 de julio de 2022

Caballos musicales




¡Los caballos eran fuertes! / 
¡Los caballos eran ágiles! / 
Sus pescuezos eran finos y sus ancas / 
relucientes y sus cascos musicales… 
 
Así inicia el poema Los caballos de los conquistadores de José Santos Chocano, una loa a los tiempos de los señores de la Espada.

Ahora, en la comunidad de La Rinconada, asiento vital de los Caranquis –constructores de tolas y señores del maíz-, los descendientes de los pueblos originarios también tributan sus loas a San Juan, en la fiesta del Solsticio o Jatun Punlla (el día grande), que algunos confunden con el cuzqueño Inti Raymi. 

En la provincia norteña ecuatoriana de Imbabura, los montes tutelares como el Taita Imbabura y la Mama Cotacachi son aún deidades y se confunden con los santos que trajeron los señores de la Cruz y los caballos llevan a gráciles muchachas en lugar de hombres con corazas oscuras. 
 
Y, claro, los cascos de los caballos –con mantas de agradecimiento por las cosechas- aún son musicales, llevados por las Señoras del Maíz y de la chicha de siete granos, con sus trajes bordados de flores silvestres y sombreros con pluma de pavorreal.