Vistas de página en total
viernes, 23 de agosto de 2019
Triángulo de brujas, 2019/08/22
En
agosto de 2019, la norteña Mira está de fiesta. Recuerda a la Virgen que
batalló contra las langostas, los novillos con los cachos encendidos, los
aguerridos jugadores de pelota de guante que fueron a Quito, el tardón, ese
famoso brebaje, las delicias que salen de las tulpas o sus historiadoras, como
Rosa Cecilia Ramírez, querendona de su tierra.
Pero
esta población de Carchi también es famosa por su mitología, que se une -para
el caso de las brujas voladoras- en un triángulo perfecto que se aprecia en la
cartografía entre las poblaciones imbabureñas de Tumbabiro y Pimampiro. Según
decían los abuelos, allí vivían esas magas de las noches que convertían a sus
amantes en gallos y volaban con un conjuro. “De viga en viga / de villa en
villa / sin Dios ni Santa María”, como sus primas ibéricas.
Las
tres poblaciones se encuentran sobre los 2.400 msnm y es preciso descender para
unirse hasta el Valle del Chota, aproximadamente a 1.400 msnm, lo que implica
un largo recorrido (mejor volar, dirían las brujas). De allí que, siguiendo los
relatos de los mayores, se sabe que en Urcuquí las “voladoras” -conocidas
también como buitras- levantaban el vuelo desde el sector de las Cuatro
Esquinas, según la investigación de Amaranta Pico Salguero, en su tesis de la
Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito.
En
Pimampiro, en cambio, la tradición oral señala que una “voladora” llamada
Obdulia fue atrapada en la hacienda San Rafael, mientras que en Mira hay
referencias del sector de Pueblo Viejo, antiguo sitio de la población hasta que
fueron obligados a un traslado por la patrona del pueblo: la Virgen de la
Caridad (aquella que expulsó la plaga de langostas).
Hay
que señalar que en Tungurahua hay la tradición del triángulo de brujas que se
iniciaba en Illuchi, así como en Zamora Huayco, en Loja, como las brujas del
Membrillar, en el campo de Manabí. Por lo demás, el triángulo, en las prácticas
brujeriles, es un símbolo mágico, así como en muchas religiones. Representa,
para este caso, también a la intuición y para potenciar los poderes, pero
además designa al misterio como el famoso Triángulo de las Bermudas, donde
desaparecen navíos.
Alegato por la oveja negra, 2019/08/15
El
nacimiento del término oveja negra es simple: cuando los pastores de rebaños
miraban el alumbramiento de una de este tipo, sabían que no podían utilizar
nunca su lana porque carecía de valor en el mercado.
De
plano eran despreciadas a tal punto que en Inglaterra, durante los siglos XVIII
y XIX, el color negro de las ovejas era visto como una marca del diablo. Lo
propio les pasó a los gatos de ese color y al resto de herejes bigotudos porque
en el medioevo al exterminarlos se propagaron las ratas que a la postre
generaron la peste negra o bubónica (ni el flautista de Hamelín habría podido
con tantas).
Después,
el apelativo de oveja negra pasó a considerarse a una persona supuestamente
desadaptada de un férreo núcleo familiar, porque en lugar de estar con el
rebaño acaso se iba con el lobo. Ahora, siguiendo a la psicología, en ocasiones
estos incomprendidos seres triunfan lejos del ámbito que acaso los oprime.
Incluso
el psicólogo social Henri Tajfel llamó el “efecto oveja negra”. Hay una película mexicana con este título,
estrenada en 1949, con la actuación de Pedro Infante; existe un grupo de rock,
hay un hermoso centro cultural con ese nombre en Ibarra, pero también un cuento
de Augusto Monterroso:
“En
un lejano país existió hace muchos años una oveja negra. Fue fusilada. Un siglo
después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy
bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras
eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de
ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura”.
Sin
embargo, un cuento más elocuente, con ese mismo título, pertenece a Ítalo
Calvino (disponible en la red). El inicio es fabuloso: Había un pueblo donde
todos eran ladrones… Después continúa: “El gobierno era una asociación para
delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se
ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades
y no había ni ricos ni pobres”.
Pero
en el pueblo había un hombre honesto. Tal vez aquel era la oveja negra, pero no
quisiera adelantar conclusiones.
Del poeta decapitado Silva a Daddy Yankee, 2019/08/08
¿Qué
entendemos por cultura? ¿Los poemas de Medardo Ángel Silva (Cuando de nuestro amor, la llama apasionada…);
la canción de Milton Tadeo, himno de los migrantes (Te dejo mi corazón Carpuela linda); un poema de Sara Vanegas (las voces del mar tornan a morir / en mi
garganta / voces que un día te crearon / hace ya tanta agua); o el tema más
escuchado en Ecuador, hasta julio de 2019: “China”, con Anuel AA, Daddy Yankee,
Karol G, Ozuna & J Balvin, que tiene 237’628.004 visualizaciones en YouTube
y dice así: Mi mujer me estaba llamando /
pero yo no contesté (¡Uah!, baby; sube) / porque estaba contigo perreando / y
de ella me olvidé (mami)...
Si
vamos por audiencias, pierden nuestros poetas y gana de largo el clan de
Yankee, que por cierto también participó en “Despacito”, de Luis Fonsi. Para no
ir por las ramas: 5 mil millones de reproducciones en YouTube. Pero los
“perreos” son efímeros.
¿Pruebas?
¿No acaba de ser preseleccionada a los premios Grammy la pianista Lyzbeth
Badaraco Escalante, precisamente con una evocación de los momentos trágicos del
poeta Silva, que se quitó la vida en 1919? Por cierto el fantástico tema
“Cartas a Medardo”, de Badaraco, hasta ayer tenía tan solo 301 visitas en
YouTube, colocado desde enero de 2019, pero se ve que el vate decapitado ya es
centenario.
El
tema es arduo. Al parecer, entre múltiples definiciones está la que señala que
existe una alta cultura (no en términos solo privilegiados, sino indicando a la
cultura burguesa), la cultura de masas (que apuesta al espectáculo y al moverse
por temas solo monetarios banaliza a la cultura) y la cultura popular (esencia
de los pueblos que van desde The Beatles, pasando por nuestros pasillos).
El
problema radica es que desde nuestra visión de la cultura romántica del XIX
(donde el poeta tiene que morir en una buhardilla), nos negamos a usar -tal es
la palabra- los mecanismos de la cultura de masas para difundir, por ejemplo, a
Sara Vanegas, que jamás perderá su esencia. Esa podría ser una de las claves
para el Plan Nacional del Libro y la Lectura de Ecuador. Los libros y creadores
del país, de toda índole, necesitan una plataforma digital que los aglutine.
sábado, 3 de agosto de 2019
Una anécdota de Borges, 2019/08/01
Corría
el año de 1978. Bogotá acogía a Jorge Luis Borges. Lo declaraba ciudadano
meritorio. Apenas iniciaba su reconocimiento, con premios internacionales.
Había que eternizarlo. La grabación de su propia voz fue toda una hazaña. En
sus últimos años de vida, Borges perdió paulatinamente la vista, así que para
lograr la grabación la emisora HJCK tuvo que tomarse varios días.
Fue
la primera radio privada cultural fundada en 1950, especializada en música
clásica. Creo que cuando fui hace tantos años, a finales de los noventa, me
recibió el mismísimo Álvaro Castaño Castillo, quien había entrevistado al
bardo, quien vivía en la penumbra. Estaba interesado en adquirir una copia de
la voz de Borges recitando sus poemas. La entrevista fue cordial y, de paso, me
contó una anécdota.
Repitió
lo difícil que fue grabar a Borges. Aunque el escritor tenía una prodigiosa
memoria -basta escucharlo ahora disponible en la web la serie de conferencias
desde la ceguera al libro-, obviamente no podía repetir todos los volúmenes de
su poesía. Así que, en la mayoría de los casos, los párrafos eran dichos
primero por el programador y después se grababa, editaba, ecualizaba y demás
menesteres propios de la época.
Al
final, el director de la radio entregó gentilmente a Borges una copia
magnetofónica con la condición de que era para su uso exclusivo. Aún no habían
terminado de editar el material cuando al mes Castaño se enteró de una noticia
impactante: su amada producción radial estaba ya disponible en Buenos Aires.
Obvio,
Borges había faltado a su palabra. Tomó el primer vuelo, me dijo Castaño, ya
con esa cara de contar algo sin importancia. Iba enfadado. Encontró a Borges
firmando autógrafos. Se acercó. –Maestro –le dijo–, ¿se acuerda de mí? –¿Quién
sos? –Soy el de la radio HJCK, usted me ha hecho un gran daño entregando la
copia que le di. –Vos tenés la culpa –le espetó Borges con esa sonrisa
irónica–, por hacer trato con cretinos.
Esto
a propósito de una relectura de Culturas
híbridas, de Néstor García Clanclini, sobre el papel de la cultura de
masas. Acá, en cambio, por ahí anda perdida la voz de César Dávila Andrade,
porque ni eso hemos logrado difundir.
Ibarra, un campus con historia, 2019/07/25
“Las
monjitas carmelitas se fueron a Popayán, a buscar lo que han pedido, debajo de
un arrayán”, cantábamos los niños mientras jugábamos al florón. Más temprano,
el abuelo Juan José me había llevado hasta el cercano claustro de las
carmelitas en Ibarra para -a través del torno- adquirir las aguas medicinales
de rosas.
En
la misa se escuchaban canciones dulcísimas, remembranzas de aquellas que
recientemente se acaba de recuperar de la música de los siglos XVII y XVIII,
que pertenecieron a las monjas del monasterio de la Limpia Concepción, destruido
en el terremoto de 1868.
No
fue fácil tampoco antes para las carmelitas, quienes llegaron desde Popayán en
1866 -tras 50 días de infatigable marcha- huyendo de la persecución religiosa
emprendida por el presidente Tomás Cipriano Mosquera. Como la música barroca,
el antiguo monasterio de El Carmen -concluido en 1877- permaneció en los últimos
años sin destino fijo.
Era
como si un aparente maleficio desde sus orígenes se cerniera sobre estos
edificios que aún nos resultan extraños porque unos pocos -enclaustrados de por
vida- piden por la salvación del mundo, como sus antecesores los ermitaños,
quienes, inspirados en el profeta Elías, se retiraron al monte Carmelo, en
Palestina.
Mas,
ahora otro claustro -siguiendo la segunda etimología- se abre para Ibarra. La
Universidad Técnica del Norte, que cumple 33 años, inaugura un nuevo campus
que, junto con el también patrimonial edificio adjunto del antiguo hospital San
Vicente de Paúl, revaloriza el patrimonio republicano de la capital de
Imbabura. Si antes estuvo dedicado a la fe, ahora el lugar -ya sin torno y sin
celdas- se abre a la ciencia. Será un centro multifuncional del conocimiento y
un referente de la Zona 1.
El
taoísmo señala que la gratitud es la memoria del corazón. Así, en el acto se
agradeció al actual rector Marcelo Cevallos por el impulso a la obra, pero
también a Miguel Naranjo Toro, exrector y actual vicerrector como artífice de
este sueño cumplido, junto con un equipo amante del terruño. Los rezos de las
carmelitas dieron sus frutos, más allá del arrayán payanés.
Apuntes sobre la batalla de Ibarra, 2019/07/18
En
estos días, Ibarra celebra los 196 años de su gesta libertaria, en la batalla
del 17 de julio de 1823, dirigida personalmente por el Libertador Simón
Bolívar, donde las tropas patriotas se enfrentaron a las huestes realistas,
dirigidas por Agustín Agualongo, quien defendía el último enclave monárquico de
Pasto. La gesta se inscribe en una disputa entre la idea republicana frente al
antiguo régimen. Con un ejército de aproximadamente 1.500 efectivos, enfrentó a
las tropas pastusas, también de igual número y “más realistas que el rey”.
Bolívar
decide -como buen estratega- confiar en dos elementos: el factor sorpresa y la
formidable fuerza de su caballería, por lo que días antes había pedido
expresamente que los caballos para este fin no sean utilizados, bajo pena de
castigo.
La
estrategia consistió en que el ejército patriota no llegaría por el Camino Real
sino por las faldas del tutelar Imbabura, flanqueando por el lado sur, hacia la
quebrada del Abra, en el flanco oriental, por la tarde del 16 de julio. Al
amanecer, el ejército comenzó a descender hasta Ibarra, en medio de la
protección de los árboles de nogal, guabo y sauces, que se encontraban en el
sector. Y aquí la posición de las diversas divisiones: “A la derecha e
izquierda del camino de Ibarra se movería la infantería; la caballería al
centro, en orden cerrado, con la consigna de avanzar sobre la Villa y tomarla,
simultáneamente”.
A
las dos de la tarde, una patrulla de los realistas que cuidaba los caballos en
el sector oriental de Yacucalle, donde había abrevaderos, fue alcanzada,
habiéndose escapado dos hombres heridos que fueron a dar aviso. El saldo: 800
realistas pastusos muertos, frente a 13 patriotas.
Con
la toma de Lima, el 18 de julio, por parte del monárquico Canterac, y la
batalla de Maracaibo, apenas el 24 de julio, la batalla de Ibarra fue decisiva
porque de allí siguió la liberación de Perú. “Yo pienso defender este país con
las uñas”, dijo el Libertador en carta a Santander, recalcando que, si perdía
esta contienda, la guerra de la Independencia se prolongaría hasta el infinito.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)