De
los animales, más allá del curioso ornitorrinco que creyeron que era una fábula
hasta el siglo XVIII, hasta los míticos dragones, hay unos intrigantes: los
gatos. Acaso porque aún conservan esa salvaje independencia después de milenios
de vivir con los humanos e incluso ser honrados y momificados por los egipcios,
quienes se deslumbraron por los cultos a la muerte.
Hay
felinos para todos los gustos. Desde el famoso gato gruñón Grumpy -aunque
padece enanismo gatuno y por eso de su cara- hasta el reciente minino birmano
Choupette que acaba de heredar una fortuna de $ 170 millones, de su amo Karl
Lagerfeld, del mundo de la moda; hasta el gato Beppo de Borges, nombrado así en
honor a Lord Byron, a quien le hizo un poema: “El gato blanco y célibe se mira
/ en la lúcida luna del espejo / y no puede saber que esa blancura / y esos
ojos de oro que no ha visto / nunca en la casa, son su propia imagen”.
Todo
esto viene a cuento porque tengo en mis manos las pruebas de imprenta de una
diablura: Gatos y haikus, una antología. Aquí un fragmento. Los gatos son
misteriosos. El haiku nipón es como un rayo. Estos pequeños tigres son
indolentes. El haiku, como nos recuerda Roland Barthes, es un rasguño de luz.
Kobayashi Issa así lo entendió: “Un gato errante / dormido en las rodillas /
del gran Buda”. En el siglo XVII, en Japón, el gato Maneki Neko, al llamar con
su mano a un señor feudal que se había cobijado bajo un árbol, evitó que le
cayera un rayo. De allí, nació la buena suerte y, acaso, su independencia.
Borges
decía que el haiku fija en pocas sílabas un instante, un eco, un éxtasis. Así
también son los gatos, un día están y otros no. Pero como el poema, están en la
memoria como un leve arañazo al descuido. Hay que dejarlos que se acerquen
cuando quieran, siendo uno feliz con su felicidad, como acotaba Cortázar.
Aquí
uno de los poemas de Natsume Soseki, del dorado siglo XVIII: “Desde un sombrío
/ fondo de enredadera / ¡Ojos de gato!”. Por cierto, Borges tenía otro gato que
se llamaba Odín, llamado así en recuerdo del dios nórdico.
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