domingo, 15 de marzo de 2020

De Gangnam Style a Parásitos, 2020/02/13


De la mano del rapero surcoreano PSY, estudiado en Berklee, llegó en 2012 Gangnam Style: una crítica a las clases acomodadas de la populosa Seúl, que incluía el “baile del caballo” y un jalón de orejas a las Doenjang Girl (chicas que comen comida barata –doenjang– a fin de comprar caros frappuccinos en Starbucks).

Curiosamente, el rapero nació en ese distrito –no le diré barrio, que es otra cosa– donde su padre es el gerente ejecutivo de DI Corporation y su madre, dueña de varios restaurantes glamurosos. Su nombre real es Park Jae-sang (en Corea primero se dice el apellido). El video tiene un millón de reproducciones, solo debajo de Despacito.

Ahora, en la ganadora absoluta de los Óscar, la película Parásitos, de 2019, del director Bong Joon-ho, la historia se desarrolla precisamente en la lujosa mansión de otros Park y en el sótano y meadero de los Kim –el apellido más común–, donde los pícaros “pobres” tratan de aprovecharse de los ingenuos “ricos”; la lujosa casa guarda un secreto y fue adquirida como ascenso social (los pudientes norteamericanos de posguerra fueron coleccionistas del arte impresionista, casi sin entenderlo).

La historia se inicia con un talismán: la piedra Gongshi que traerá riqueza. Es una sátira al capitalismo contemporáneo que se desarrolla como una matrioshka, pero al revés. Bong no es un sociólogo acomplejado. Como nos recuerda el libro El nombre de la rosa, de Umberto Eco, la única posibilidad de burlar al miedo es la risa. En un planeta donde ocho personas –Jeff Bezos, Bill Gates, Amancio Ortega, Warren Buffett, Carlos Slim, Mark Zuckerberg, Larry Ellison y Michael Bloomberg– tienen la misma cantidad de dinero que 3.600 millones de humanos, tal vez llegó la hora de compadecerlos.

Espero la película de nuestros Gran cacao gastándose la plata con las bailarinas del Moulin Rouge, sin mirar el subsuelo de los “guandos” ni comprar un óleo de Manet. (O)


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