Para
engañar al mundo, parécete al mundo, lleva la bienvenida en los ojos, en las
manos, en la lengua… pero sé la serpiente que hay debajo. Lady Macbeth, dice en
la primera cita de Ofidias, el poemario de Valeria Guzmán Pérez, lexicógrafa,
traductora y ensayista ecuatoriana quien recibió el mes pasado el Premio Nacional
de Poesía Tijuana, en México. La ofidia es toda cuerpo: /
pura
piel y tacto. La ofidia emite designios /
si
enrosca en caos las palabras.
El
jurado sustentó el galardón “por cómo ella maneja el lenguaje, experimenta con
la forma y logra abordar con profundidad cuestiones que mezclan lo “ancestral”
y “mítico” con la “eléctrica cotidianidad”.
La
ofidia antepone la sutil seducción a la fuerza de mandíbulas y dientes. /
La
ofidia retoza en el goce / de sus conexiones subterráneas.
La
poeta, en esta primera entrega, habla de su oficio: Ofidias es una sección de
poemas sobre la naturaleza femenina desde tiempos ancestrales y su relación con
las serpientes. Se aborda aquí la pregunta por la otredad que nos constituye
como mujeres, desde un saber distinto, mutación perpetua, entre sibilas,
pitones y crotalinas. En el poema Pitón se lee:
Cuando
el curso migratorio de las aves /se expande en el aire con plumas calurosas /
paciente
yo, depredadora de emboscada, /
el
deseo ensalivo. /
Bastará
la proximidad del vuelo bajo /
para
ser presa del estrangulamiento. /
Pero
no te preocupes, vivirás para escuchar /
el
crujir de tus costillas y el torrente de tu sangre.
Raquel
Olvera escribe en la contraportada: “Como una gota se carga lentamente hasta
que ya no aguanta su propio peso y rueda, así, cada palabra de Valeria Guzmán
ha caído en su libro Ofidias. La lucidez, en algunos momentos escalofriantes,
se ha aliado con la belleza y macerado en el tiempo. Científica del lenguaje y
poeta, Valeria no escatima energía en pulir cada verso hasta volverlo luz.
Ofidias, Piel verbal, Tremor de Golondrinas y Morir de almendra amarga son las
cinco vetas de esta mina de oro. En perfecto equilibrio entre la emoción y el
pensamiento, frente a la alteridad radical de lo femenino, el libro que el
lector tiene en sus manos tal vez se vuelva pájaro o serpiente pues, como en
toda obra de transmutación alquímica, la magia sucederá”
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