Con
un potente mensaje, Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años, y líder mundial
contra el cambio climático, arengó en Nueva York contra los líderes mundiales:
“Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías... Y de lo
único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento
económico eterno. ¿Cómo se atreven?”.
Como
si estuvieran a contracorriente de las evidencias científicas, advertidas por
Alexander von Humboldt hace más de dos siglos, los negacionistas -que dicho sea
de paso, son altamente religiosos- se han unido para desacreditarla. Quizá el
ataque más degradante lo vertió Le Figaro,
a través de un comentario no filtrado y dirigido directamente al síndrome de
Asperger de Greta: alguien opinó que era “una vergüenza ver a tantos jóvenes
dejarse conducir por una zombi”.
Para
no quedarse atrás, el asambleísta por Tungurahua Esteban Torres Cobo publica en
su cuenta de Twitter, contra el “ambientalismo patético y almas esnobistas”:
“La sobreactuación de Greta, la niña del apocalipsis zombi, es evidente”.
Suficiente, clama airado el asambleísta, que votó No en la ley contra el aborto
por violación, contradiciendo a 20.000 científicos que se han sumado a las
protestas de los jóvenes ecologistas en 150 países.
Hace
25 años, Eduardo Galeano, en su libro Úselo
y tírelo, ya lo advertía. El 20% de la humanidad comete el 80% de las
agresiones contra la casa de todos. Harlem Bruntland, que encabezaba el
Gobierno de Noruega, decía: “Si los siete mil millones de pobladores del
planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, harían
falta diez planetas como el nuestro para satisfacer sus necesidades”.
“Este
sistema de vida que se ofrece como paraíso, fundado en la explotación del
prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el
cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo”,
reflexionaba Galeano pero, como ahora, muchos insisten en vivir con esa lógica
depredadora del humano que -con el consumismo voraz- nos llevará a la extinción
como especie. Quizás entonces, vuelvan los dinosaurios para regocijo de
algunos.
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