Hasta la declaratoria de 1889 de Brasil
como república se quemó el pasado domingo tras el incendio dantesco -la palabra
es precisa porque alude al infierno- que dejó el 90 por ciento del Museo
Nacional de Brasil en cenizas.
Como en todo hay una metáfora: se cree que
el siniestro en Río lo produjo un pequeño globo aerostático, que allá se llaman
“baloes”, propios de las celebraciones de medio año. Lo que sí sobrevivió fue
el meteorito Bendegó, de cinco toneladas, y descubierto en Minas Gerais en el
siglo XVIII. Pero es más que un globo contra un meteorito.
Conservaba 20 millones de artefactos,
muestras de culturas griegas, egipcias, etruscas o afrobrasileñas, huesos de
dinosaurios y un esqueleto de 12.000 años de una mujer conocida como “Luzia”,
la persona más antigua descubierta en Sudamérica.
Hay señales para entender este drama. Lo
primero es comprobar que en la celebración de los 200 años, que fue en agosto
pasado, no acudió ningún alto funcionario del Gobierno, peor el presidente
Michel Temer; y Lula no fue porque está en la cárcel.
El País
de España indica: “Este año estaban previstos unos 43.000 euros, menos de
la cantidad anual destinada a lavar los coches de los diputados de la Cámara
baja en Brasilia o el mensual destinado para el mantenimiento del palacio
cerrado, tras la caída de Dilma Rousseff”.
Una gran exhibición de dinosaurios, que fue
forzada a cerrar luego de un ataque de termitas hace cinco meses, se había
reabierto recientemente gracias a una campaña de crowdfunding (microrrecaudación de fondos). BBC señala: “Río de
Janeiro está en crisis.
La creciente violencia, el profundo declive
económico y la corrupción política se han combinado para hacer que la ciudad
sea una sombra de lo que fue alguna vez”. Además, en los Juegos Olímpicos de
2016 se invirtieron millones de dólares, pero casi nada para el museo.
¿Quiénes son las termitas en este juego
macabro contra la desmemoria? La negligencia de los políticos hacia la cultura
es más voraz que el fuego. Bien dice una pancarta en Río en estos días: “Ya no
tenías futuro, ahora ni pasado”
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