El tío-abuelo Néstor era el encargado de
los cuentos. Era necesario para captar la atención de quienes, durante toda la
noche, atizaban el fuego del horno para fabricar ladrillos. Allí, el cuentero
del pueblo -mi pariente- relataba las asombrosas aventuras de las brujas
voladoras del triángulo de Mira-Pimampiro-Urcuquí, quienes se elevaban por los
aires y transformaban a sus amantes en gallos.
Había una fórmula infalible:
“De viga en
viga /
de villa en villa /
sin Dios ni Santa María”.
Este mito, con igual
magia, lo escuché del abuelo Juan José, que vivía ya en la ciudad y donde los
duendes habían sido espantados por la luz eléctrica, según decía. Así escuché
de las aventuras de Pedro Urdemales, que engaña al diablo, un relato oral que
data del medioevo español y que llegó también en carabela.
El aquelarre (palabra vasca) de las brujas
era mi leyenda favorita. ¿Hay relación entre las brujas ibéricas y las
norandinas de Ecuador? En uno de los mitos se señala que un jorobado, al
completar la canción de las magas, recibió como recompensa la eliminación de su
promontorio y, además, una bolsa de oro. En la página 156 del libro Vida mágica e Inquisición, de Julio Caro
Baroja, se informa: “En España han sido especialmente considerados como punto
de asamblea de brujas los campos de Cernégula, donde iban las de la montaña de
Santander, en la provincia de Soria o en Galicia. Fama incluso documentada por
proceso inquisitorial de 1610 conocidísimo, es la del prado de Berroscoberro,
contigua a la impresionante cueva de Zugarramurdi, en el extremo norte de
Navarra”.
El hecho importante, recogido por Baroja,
es la invocación para volar: “De villa en villa, sin Dios ni Santa María”.
Curioso, es la misma invocación que usan las brujas de estos lares. Según la
mitología ibérica, todos los sábados, las brujas de Cantabria, tras churrar en
las cenizas del hogar y al grito de “¡Sin Dios y sin Santa María, por la
chimenea arriba!” parten volando transformadas en cárabos. Hay una bruja
también en Sevilla, al pie de la Torre de Oro, que aguarda bajo la luna.
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