sábado, 26 de octubre de 2013

Yamor: bebida de los dioses


En Imbabura, el próximo 31 de octubre, con el evento “Mojanda Arriba”, es el último día para saborear la chicha del yamor, elaborada con siete granos de maíz. Aunque en el sitio web del Municipio de Otavalo se afirma que el yamor lo trajeron los incas, la historia es mucho más lejana.
Curiosamente, los descendientes de los caranquis, que florecieron más de mil años, son los primeros en negar sus orígenes, creyendo que los 30 años que estuvieron los incas inauguraron el mundo. En Perú la chicha es de jora (en lengua quechua aqha); en Ecuador el yamor es de: chulpi, maíz negro, blanco, amarillo, canguil, morocho y jora (fermentado).
Hay que remontarnos más lejos… El maíz domesticado hace 8.500 años, según algunos en la península de Santa Elena y según otros en Mesoamérica, con el tiempo viaja a las montañas. Por eso, desde el centro ceremonial de las tolas, los caranquis agradecen al más sabio de los montes, el dios Taita Imbabura, por el prodigio de las cosechas de maíz, en medio de ocarinas y rondadores.
Aunque en el sitio web del Municipio de Otavalo se afirma que el yamor lo trajeron los incas, la historia es mucho más lejanaDesde hace miles de años -de mano en mano- han domesticado al maíz, y ese colorido esplendor está presente un poco más lejos, en el mercado o tianguis, en el sector de Salinas. Un mindalae o comerciante camina por entre los sitios dispuestos y le ofrecen chicha, elaborada con semillas diversas que cada familia cultiva y selecciona con esmero.
Para Juan Martínez Borrero, en el libro “Sara Llakta” (Tierra del maíz), el control de la producción de variedades de maíz para chicha, generalmente con granos de colores que añaden elementos simbólicos, posibilita a los curacas movilizar el trabajo. Paul Golstein lo ha resumido: “Caracterizado por la fácil conversión del excedente de granos en bebida, de la bebida en trabajo comunitario y el trabajo en prestigio individual, los festejos posibilitan el surgimiento de la desigualdad social. En tanto los más ricos o más poderosos grupos corporativos promueven fiestas con más y más chicha, cada vez menos participantes pueden sostener la carga de la responsabilidad”.
Y con chicha de maíz se levantaron las 5.000 tolas caranquis, en un territorio desde el Valle del Chota hasta Guayllabamba (incluido Otavalo), desde el 500 al 1500 de nuestra era, en los llamados señoríos étnicos, así que la chicha ya estaba antes de la invasión de los incas en el siglo XVI. El yamor, además, seguía presente en las fiestas de la Virgen de Monserrate, en el siglo pasado, cuando los jóvenes volvían al terruño.
Ojalá, algún día, la chicha del yamor sea industrializada, ahora que estamos en el cambio de matriz productiva.




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