Esta fotografía de Ibarra, Ecuador, en el primer tercio del siglo XX, es un agasajo para los antropólogos. En primer término, por un dato marginal, sabemos que es el gremio de los carpinteros que va de paseo, junto a sus esposas e hijos, todos acicalados como si fuera domingo, con sombreros y los jóvenes con gorras. El otro punto, si el lector lo observa, es un pondo (vasija) de chicha, servido además en un pilche (recipiente hecho con media calabaza, que proporciona un sabor único).
La chicha de maíz es milenaria y aún es común en la provincia de Imbabura, como la jora o el yamor, aunque en Ibarra también es frecuente la de arroz con sus hierbas aromáticas. Se encuentran además los sabrosos choclos por lo que debe ser febrero o marzo y, a lado derecho, una botella acaso del famoso Mallorca, porque tiene etiqueta y era entonces habitual para ocasiones especiales.
El otro punto, además del cachorro indiscreto, está en los instrumentos musicales: dos guitarras y, a juzgar por los clavijeros, podría tratarse de una bandurria, un instrumento de 12 cuerdas emparentado con el laúd español y que, etimológicamente, proviene de pandura, literalmente Pandora, aquella del mito griego. Esta bandola andina, como se aprecia en la imagen aunque también puede tratarse de un bandolín de 15 cuerdas, está en armonía con un rondador que, junto a los pingullos, son auténticos aportes musicales de los pueblos originarios de nuestro país. ¿Qué música tocaban? Es probable que sanjuanitos.
En fin, los carpinteros en esta época eran hábiles en la fabricación desde mesas hasta los famosos armarios charolados, en arduas jornadas no exentas de tensiones con los clientes apurados. Claro, deben esperar, porque hoy el gremio está de paseo tomando una buena chicha fermentada y cantando para espantar a las desventuras.
Texto e investigación: Juan Carlos Morales Mejía. Muestra Ibarra: a inicios del siglo XX, fondo del Archivo del Municipio de Ibarra, exposición abierta en el museo Ministerio de Cultura, calles Sucre y Oviedo, Imbabura, Ecuador.
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