Ni el vuelo 571 en un Fairchild Hiller FH-227
perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya, que llevaba en 1972 al equipo de
rugby del Old Christians –que después inspiraría la saga de los sobrevivientes
de 72 días en los Andes- tuvo tanto impacto en nuestro país como el desplome en
el desierto peruano de la avioneta tipo Piper PA-32 Cherokee Six, de propiedad
de Alfredo Adum Ziadé. Había un detalle: llevaba a los ahora desmemoriados
Daniel Salcedo Bonilla y la modelo Jocelyn Mieles, mientras el hijo del pastor
huía de la justicia.
En el primer accidente, hasta que el arriero
Sergio Hilario Catalán encontró a dos supervivientes, los ilesos –ante la
situación extrema- habían decidido comerse a sus compañeros antes de morir de
inanición (práctica conocida como antropofagia). El segundo caso, en la
terminología policial, develó supuestas implicaciones en la compra de fundas
para cadáveres, en plena pandemia en el hospital Ceibos, a un precio de $
148,50 cuando el costo real es de 12 (práctica, de ser probada, une peculado y
fraude procesal).
Salcedo, quien prestó su casa en Miami a Dalo
Bucaram y sus allegados dicen que le tentó el diablo, sobrevivió al choque de
la avioneta, pero entre sus papeles encontraron su carné de discapacidad con el
41% (su hermano Noe, con nombre bíblico, tiene 42%), lo que –atando cabos-
llevó a una vergüenza más para el país: políticos, jueces, jugadores de fútbol
(algunos presumen sus cuerpos en redes) fraudulentamente juran ser
discapacitados para hacerse con autos de lujo.
El obispo Beltram, disponible en YouTube,
pide la renuncia de los implicados. Citando a Isaías 59.3 clama indignado:
“Porque vuestras manos están manchadas de sangre, y vuestros dedos de
iniquidad; vuestros labios hablan mentira, vuestra lengua murmura maldad”. Hay
que parafrasear a Ernesto Cardenal: Escucha mis palabras oh Señor / Escucha mi
protesta / porque no eres tú un Dios amigo de los ladrones…/ que no disfruten
de sus autos de alta gama hasta el día de la Bestia. (O)
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