Los
pueblos de la Amazonía ecuatoriana nos han legado una mitología clave para
entender a un país diverso. Sus etnias, como cofán, shuar, siona, quichua
amazónico, huaorani, zápara, nos comparten sus seres fantásticos, como la yaku
huarmi (mujer del agua) que entrega el poder a los yachac, en medio de los ríos
y bajo el amparo del amaru (la boa).
Está
Kujanchan, un shuar al que los dioses le entregaron alas para volar, o el
nacimiento del mundo, por parte del dios cofán Chiga. Este mito, ubicado en la
isla Tereré, pertenece al acervo de los quichuas amazónicos (provincias
norteñas).
En
este sentido, la presencia de monos estaría vinculada en un sentido
astronómico, especialmente en la zona ecuatorial, con la constelación de Orión,
la cual está vinculada a los dos astros mayores: el Sol y la Luna, según
Karadimas, citado por Santiago Ontaneda Luciano en el libro Las antiguas sociedades precolombinas del
Ecuador. Este texto recreado es parte del libro Los dioses mágicos del Amazonas, del autor de este artículo y del
proyecto Mitologías de Ecuador:
La
selva parecía demasiado pequeña para los dos brujos. Por eso los yachacs viejo
y joven supieron -sin decirse nada- que uno no vería el próximo amanecer en el
mismo sitio. El cruento combate comenzó. Sería falso decir que los dos no
pusieron el mismo empeño en la pelea. Pero, eso se sabe desde siempre, el viejo
dominó por la astucia la fortaleza del joven.
Sin
embargo, el brujo aprendiz no se sintió derrotado. Ante la mirada del vencedor,
arrancó un trozo del monte Sumaco y mientras se marchaba río abajo llevaba gran
cantidad de monos y saínos.
En
Pañacocha, en esa parte hermosa del río
Napo, colocó la tierra arrancada. El pedazo de la montaña alcanzó para formar
una isla y es posible que haya vivido allí. Ahora esa isla se llama Tereré. Los
monos saltan como si la tierra arrancada al volcán estuviera viva... (O)
Esta
noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la
siguiente dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/mito-monos-terere
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