Imagínese a varios grupos de jóvenes
preguntando a los abuelos sobre la leyenda de Cantuña, aquel indiano, como se
decía entonces, que entregó su alma al diablo para construir el atrio de San
Francisco. Imagínese, después, esos colegiales -junto con entusiastas
educadores- realizando el guión y buscando los trajes que mejor correspondan a
la dama tapada o a la canoa fantasma, un mito que aún cuentan en las riberas de
los ríos de Esmeraldas. Y, durante días, cámara en mano y muchas risas y
preocupaciones, la filmación de las otras historias de este país mágico.
Con todo el material, y los apuros de
último momento, listos para el XI Festival Ecuador Tierra de Leyendas que
organiza el Pensionado Universitario, de Quito, con la participación
entusiastas de sus autoridades. Y para estar con los idiomas de estos tiempos,
todo el trabajo en inglés (porque no hay que temer a las fronteras).
Esto es precisamente lo que acaba de
ocurrir el pasado miércoles en un evento de una institución privada que -en
otros ámbitos, que van desde la gastronomía a las vestimentas, de la música a
la danza- debería ser parte de maneras efectivas de entender la educación. No
creo que los jóvenes que este año realizaron el video de la Casa 1028 se
olviden -por medio de esta puesta en escena- del valor del Centro Histórico de
Quito.
Porque precisamente de eso se trata la
mitología, voces de voces, que ha sido largamente tratada como superchería,
como cuento de abuelas, en un mundo donde la historia oficial han sido las
batallas y el poder, desde la época de Tucídides, el historiador militar de
hace 2.400 años. Hay que decirlo: esa ha sido siempre nuestra historia, desde
que Heródoto fue dejado a un lado.
Habría que esperar que llegaran otras
ciencias -como la etnología- para que estas sabidurías guardadas de manera oral
salieran a mostrar sus maravillas. Para Lévy-Strauss los mitos son una
expresión de una lógica impecable, propia de una forma de pensar distinta al
racionalismo moderno, presente en culturas que tienen una lógica distinta a la
lógica formal.
¿Por qué es importante la mitología?
Porque responde las preguntas básicas de una comunidad: origen, existencia y
destino, dice Manuel Espinosa Apolo. Citando a Malinowski, señala que los mitos
permiten expresar y realzar las creencias, y salvaguardar los preceptos de
orden moral; gracias a ello la tradición adquiere mayor valor y prestigio,
hasta lograr su fortaleza. Además de que permiten un acceso hacia lo eterno.
En nuestro país, cada cultura tiene una
variedad increíble de saberes. Lamentablemente, a diferencia de los libros,
cada ocasión que un abuelo muere es como extinguirse una biblioteca. Cuidar el
patrimonio inmaterial no es únicamente tarea de estudiosos, sino también de los
jóvenes ecuatorianos y de políticas coherentes de un Estado que asuma un
compromiso con la otra historia, lejos de las ofrendas florales, estatuas,
charreteras y trajes recién salidos de la tintorería, como decía Eduardo
Galeano.
¿Cuándo será la hora de que las brujas
voladoras del triángulo de Mira-Pimampiro-Urcuquí también tengan una película?
Ya les llegó la hora a las Voladoras...empezó a cocinarse el caldero de imágenes :)
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