Parece, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos
son sentencias sacadas de la mesma (sic) experiencia, madre de las
ciencias todas”, le decía, una tarde, Don Quijote a su escudero mientras
cabalgaban por algún lugar de La Mancha. Nuestros abuelos aún llevaban
en sus saberes esos dichos listos para cada ocasión: “A Dios rogando y
con el mazo dando”, que en otras palabras quiere decir que una persona
no puede esperar que un milagro llegue del cielo si no trabaja en la
tierra.
Es tan profundo el peso del libro de Miguel de Cervantes que aún
escuchamos hoy en día: “Para todo hay remedio, menos para la muerte” o
el siempre oportuno “Cada oveja con su pareja”, pero también “Cuando a
Roma fueres, haz como vieres”, para mostrarnos que en una tierra extraña
debemos acoplarnos a sus costumbres.
Es tan
profundo el peso del libro de Miguel de Cervantes que aún escuchamos hoy
en día aforismos contenidos en su obra que no pierde vigencia.
Juan
Manuel Sánchez Miguel y Jesús María Ruiz Villamor, de Ciudad Real, han
escrito el libro Refranero popular manchego, y los refranes del Quijote.
Aquí algunos: “En otras casas cuecen habas, y en la mía a calderadas”,
“Entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares”, “Más sabe el
necio en su casa que el cuerdo en la ajena”, “Cásame en hora mala, que
más vale algo que nada”, “Más vale un «toma» que dos «te daré»”, “Vale
más buena esperanza que ruin posesión”, “Vale más buena queja que mala
paga”, “Tantas veces va el cántaro a la fuente, que quiebra el asa o la
frente”, “Pagan a las veces justos por pecadores”, “Aunque la traición
aplace, el traidor se aborrece”.
Muchos de los refranes –que son parte de la cultura popular– son
dichos por Sancho Panza, hombre simple, porque la erudición es para Don
Quijote, representante de los libros de caballería, de quien Cervantes
se burla.
Los refranes esconden una sabiduría recogida por voces anónimas a lo
largo de generaciones: “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Y
en estos tiempos siempre hay que recordar al eterno travieso Cupido: “Un
loco hace ciento y el amor hace mil”. Pero también los refranes nos
enseñan la prudencia: “No hay que mentar nunca la soga en casa del
ahorcado”.
Creo que una de las promesas para este 2014 será volver a las páginas
donde el ‘Caballero de la Triste Figura’ batalla contra molinos de
viento, se enamora otra vez de Dulcinea del Toboso, y donde el buen
Sancho, a quien el hidalgo ha prometido una ínsula (una manzana de
terreno) sigue cabalgando con su borrico. Para el lector que aún no ha
leído este prodigio aún hay tiempo: “El que lee mucho y anda mucho, ve
mucho y sabe mucho”.
http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/refranes-de-don-quijote.html
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