Cuando
Carlos Suárez Veintimilla compuso el poema “Río”, el Tahuando aún era
el lugar donde los ibarreños aprendían a nadar en sus vados: “Río
infantil de mi tierra, / pequeño y tímido, / que en las quebradas
destrenzas / tu tenue hilo; y vas, dulce y asombrado, / al mar, al mar
infinito, / y te vas cantando solo / un sollozo o un trino”.
Del
siglo XIX, según se lee en los relatos de los viajeros extranjeros,
data esta canción: “En el río de Tahuando / un sombrero va nadando / y
en la copa va diciendo / que mi amor se va acabando”. Era una música que
aún se escuchaba hasta hace pocas décadas antes de que empezaran los
juegos deportivos.
Pero,
ahora, al mirar el descuido por el que atraviesa este río -que podría
ser con un buen proyecto como la iniciativa de recuperación al estilo
del Tomebamba- llega insistente la letra de la canción “Padre”, de Joan
Manuel Serrat: “Padre / decidme qué / le han hecho al río / que ya no
canta. / Resbala / como un barbo / muerto bajo un palmo / de
espuma blanca”.
Desde
la antigua escalinata donde hace una década era posible acceder hasta
sus riberas, un propietario ha colocado improvisadas verjasY como
si Serrat conociera al río Tahuando, en Ibarra, exclama: “Padre / que
están matando la tierra. / Padre / dejad de llorar / que nos han
declarado la guerra”. Y esto, porque al río
Tahuando lo han privatizado. Sí, desde la antigua escalinata donde hace
una década era posible acceder hasta sus riberas, por el sector del
Valdoré, un propietario ha colocado improvisadas verjas. Aunque la
Municipalidad ha dicho que tomará cartas en el asunto, ya han pasado
varios años.
Era
precisamente en este lugar donde las lavanderas acudían a sus labores
y, un poco más arriba, existían unas termas, que ahora -como muchas
casas de Ibarra- son presa de la desidia y la destrucción, mientras
algunos concejales están más preocupados en crear ordenanzas contra los
murales que hacen los jóvenes.
En
medio
de esta desolación, muy cerca del lugar, está la famosa piedra
Chapetona, donde, según la oralidad, se paró el mismísimo Simón Bolívar
para dirigir a sus tropas en la Batalla de Ibarra, el 17 de julio de
1823. El sitio tampoco tiene ningún cuidado, pese a que Ibarra ha sido
declarada Ciudad Bolivariana y hasta se ponen ofrendas florales en cada
una de estas fechas.
En
fin, cuando se conoce el nacimiento del río Tahuando, por las breñas
del Imbabura, se puede entender por qué los abuelos escuchaban la
leyenda de tres jóvenes que acudieron a bañarse al río y, debido al
acoso de unos tunantes, se convirtieron en tres piedras. Así está
Ibarra, sus pobladores han dado la espalda a su río. A propósito, la
tercera acepción de SOS es “Save or Succumb” (salvadnos o
morimos).
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