lunes, 25 de junio de 2012

Rito en la cascada de Peguche

Uno de los momentos vitales de la fiesta del Solsticio, en estos días, es en torno al agua. Los indígenas, especialmente de Peguche, acuden a la mítica cascada para renovar sus energías, para la nueva cosecha que se avecina.
El agua es un elemento de purificación de la tierra, de los objetos y de las personas. El agua nutre y da vigor al espíritu de la vida. Mircea Eliade, al tratar de la estructura del simbolismo acuático refiere: “Antes de hablar de la Tierra nos es preciso presentar las valoraciones religiosas de las aguas, y esto por dos razones: 1) Las aguas existían antes que la Tierra (como dice el Génesis, ‘las tinieblas cubrían la superficie del abismo y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas’); 2) Analizando los valores religiosos de las aguas, se aprehende mejor la estructura y la función del simbolismo. Pues el simbolismo desempeña un papel considerable en la vida religiosa de la humanidad; gracias a los símbolos, el mundo se hace ‘transparente’, susceptible de ‘mostrar’ las transcendencias”.
En su investigación, Hernán Jaramillo Cisneros dice: “La fiesta de San Juan siempre despertó el interés de los viajeros. Friedrich Hassaurek, diplomático norteamericano que permaneció en el Ecuador entre 1861 y 1865, asistió en Cayambe a lo que llamó ‘baile de los San Juanes’, lo cual describe en sus memorias. Él vio a 24 bailarines, de los cuales doce iban vestidos de mujeres. Los que actuaban verdaderamente como hombres ‘llevaban gorritos con lentejuelas y plumas de muchos colores, chaquetas de seda, chales o pañuelos de seda sobre los hombros, y pantalones blancos y limpios’.
Los que iban vestidos de mujer ‘llevaban pequeños sombreros negros de fieltro, adornados con ondeantes plumas y con pequeños velos en los bordes. También llevaban trenzas de pelo postizas. Sus trajes eran blancos y limpios, y sobre los hombros tenían pequeños chales de seda de alegres colores’”.
De la década de 1940 es Aníbal Buitrón, quien proporciona los datos más relevantes del festejo: “Durante tres días, los indios celebran su fiesta en la pequeña plaza de San Juan en las afueras de Otavalo. Círculos de danzantes se mueven alrededor de la plaza bailando y bailando.
El aire se llena con sus cantos, con la música de sus flautas, rondadores, armónicas, guitarras y tambores […] continúan los danzantes dando vueltas primero en una dirección y luego en la otra, y asentando los pies con fuerza y ritmo”. Además del fuego, el agua también está vinculada a la deidad mayor de la provincia: el taita Imbabura, dador de agua.




 


No hay comentarios:

Publicar un comentario