A diferencia de un cuento, que podemos transmitir su argumento, la música es inasible. ¿Cómo podemos describir el tema Alturas, de Inti Illimani, en un atardecer con niebla en Imbabura? La música de mensaje o música protesta, la descubrí merced a mi hermano César. Por primera vez, ante nuestros ojos, podíamos oír ese portento que es Gracias a la vida, de Violeta Parra y nuestro destino Suramericano, bajo el influjo de las zampoñas y las ocarinas, de nuestros ancestros. Así, a los 23 años, ofrecí un concierto en el teatro Prometeo, en Quito, con temas inéditos bajo una clave: “Algún día los grillos espantarán trigales”, acaso recordando a la luchadora Dolores Cacuango.
Tras musicalizar a Borges, Whitman, Huidobro, Vallejo, Benedetti, o los ecuatorianos Dávila Andrade, Carrera Andrade, Preciado, la Alianza Francesa me propuso una gira por Ecuador, con la talentosa Véronique Pestel, quien ha musicalizado a poetas franceses. Junto a William Capelo, en los arreglos, y Carlos Gonzalón, recorrimos llevando la poesía de nuestra América. Ojalá algún día pueda grabar Violines de Peguche o terminar una canción para esta tierra de cóndores y alacranes. Claro, esta fotografía me increpa, pero los sueños siguen intactos por llevar la palabra de nuestros poetas a otros lares, después de todo sus textos también han sobrevivido una y mil penurias.
Juan Carlos Morales Mejía
Aquí el tema musicalizado de Jorge Carreara Andrade, que también tiene una versión realizada a partir de esto por la Universidad San Francisco de Quito, por el centenario del poeta.
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