Cuando Quitumbe abandonó el mar, aún los gigantes de Sumpa (provincia de Santa Elena) merodeaban los pozos de su hermano menor Otoya, antes de deborarlo. Las tribus estaban en disputa: unos era guerreros y pastores, los otros agricultores. Para buscar otros caminos, Quitumbe dejó a su esposa Llira y su futuro hijo Guayanay (traducido en las crónicas como golondrina) y en la isla Puná descubrió al maíz, al que hay que moler con cuidado.
Mas, como el destino es de los elegidos, continúa por abruptos parajes –por la ceja de montaña y los bosques nublados- hasta llegar a un lugar donde un volcán siempre está despierto. Allí, en medio de las quebradas funda Quito, donde tiene un hijo: Thome, quien posteriormente inventará las armas de combate.
Sigue la línea de su padre, Tumbe, de fundar poblaciones y va hacia el sur y surge Tomebamba, pero continúa hasta levantar el templo a Pachacama y establecer regadíos, según relata el quipucamayo Catari. Con el tiempo, los descendientes de esa primigenia isla fundarían el Cuzco. Sus descendientes, los astutos incas que necesitaban poseer un imperio, volverían a adorar al sol en Quito, trayendo chaquiras de concha Spondylus, de los mares de sus mayores de la mítica Sumpa.
Bibliografía. Coronel Valencia, Valeria, Quitumbe, de la narrativa contrarreformista a la genealogía regional de Manco Cápac, Revista Quitumbe, número 10, 1996
Mas, como el destino es de los elegidos, continúa por abruptos parajes –por la ceja de montaña y los bosques nublados- hasta llegar a un lugar donde un volcán siempre está despierto. Allí, en medio de las quebradas funda Quito, donde tiene un hijo: Thome, quien posteriormente inventará las armas de combate.
Sigue la línea de su padre, Tumbe, de fundar poblaciones y va hacia el sur y surge Tomebamba, pero continúa hasta levantar el templo a Pachacama y establecer regadíos, según relata el quipucamayo Catari. Con el tiempo, los descendientes de esa primigenia isla fundarían el Cuzco. Sus descendientes, los astutos incas que necesitaban poseer un imperio, volverían a adorar al sol en Quito, trayendo chaquiras de concha Spondylus, de los mares de sus mayores de la mítica Sumpa.
Bibliografía. Coronel Valencia, Valeria, Quitumbe, de la narrativa contrarreformista a la genealogía regional de Manco Cápac, Revista Quitumbe, número 10, 1996
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