Cuando,
a la distancia, miramos los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial nos
encontramos con la frase de Christopher Clark, en el premonitorio libro
<em>Sonámbulos</em>: “La contienda no pasó de ser la culminación de
un conflicto de familia”.
Así
lo señala Xavier Casals: “El zar Nicolás II, el káiser Guillermo II y Jorge V
de Inglaterra eran primos. Asimismo, el káiser y el zar eran tataranietos del
zar Pablo I. A la vez, el káiser, el rey de Inglaterra y la esposa del zar,
Alejandra de Hesse-Darmstadt, eran nietos de la reina Victoria. En España,
Alfonso XIII estaba casado también con una nieta de esta, y su madre estaba
emparentada con el emperador de Austria”.
Después
llegó el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, en medio de
los nacionalismos. La situación se caldeó y vino la exclamación del káiser
Guillermo II en alusión al zar y al rey de Inglaterra: “¿Pude haber soñado que
Nicolás y Georgie me engañarían? ¡Si mi abuela viviera, jamás habría permitido
esto!”.
¿Qué
podemos decir de la guerra de Irak o de Libia? Mientras la CNN, en el primer
caso, transmitía en vivo un conflicto con “daños colaterales”, en decir miles
de víctimas que jamás salieron en los noticieros. ¿Qué podemos mencionar del
desangre en Siria o Yemen? Hay un elemento común: petróleo. ¿Cómo escribirán
con objetividad los historiadores del futuro lo que ahora acontece en
Venezuela?
Lamentablemente,
como nos recuerda Walter Benjamin, en su Tesis
de Historia, traducida por Bolívar Echeverría, existen historiadores que tienen
empatía con el vencedor. “Todos aquellos que se hicieron con la victoria hasta
nuestros días marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que
avanza por encima de aquellos que hoy yacen en el suelo”, junto con el botín de
guerra, añadió.
Albert
Camus lo dijo: “La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los
totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas”. Hay vientos de guerra en
estos días y hay muchos que alientan con gasolina, de lado y lado, mientras
unos pocos miran desde lejos haciendo cuentas.
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