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universitarios estafados académicamente. 14 universidades suspendidas.
Varios culpables: los antiguos centros de control con intereses, los
diputados quienes aprobaron su funcionamiento (algunos se doctoraron
varias veces), la sociedad impávida ante
ofertas que graduaban, en medio año, de ingenieros comerciales… Atrás
un fin mercantil con la educación. Las consecuencias: un país desolado e
ignorante.
Creo
que René Ramírez, titular de la Secretaría Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación (Senescyt), tiene la respuesta: “Esta puede ser
considerada una de las mayores estafas que ha vivido el Ecuador desde el
regreso a la democracia”. Lo comparó con el salvataje bancario de 1999.
En otras palabras, en el último caso se robaron la plata, en el otro
patearon los
cerebros. Por un elemental sentido de memoria como pueblo, se debería
grabar, en esos mismos sitios ahora clausurados, los nombres de quienes
aprobaron su funcionamiento (no hay que olvidar que 38 proyectos para
crear universidades esperaban su aprobación en el ex Conesup).
Pero
el mal de la Universidad ecuatoriana no termina. Aún, en algunas
universidades públicas se cree que el fin de la educación es
costo-beneficio y, claro, hay profesores que pueden pasar años con el
mismo amarillento cuaderno para dictar sus clases, apelando
al método memorístico. En un mundo donde el conocimiento es cambio
-Francis Bacon decía que el conocimiento es poder- la Universidad debe
pasar de ser pedagógica a contar con verdaderos centros de
investigación.
Sin
embargo, no advertimos el drama hasta cuando ponemos los hechos en
cotidiano. Imaginamos a un médico, graduado en las llamadas
“universidades de garaje”, realizando una operación a corazón abierto,
cuando nunca recibió dicha información o, para hacer más risible el
caso, a un universitario impartiendo una
clase de filosofía en la Universidad Carlos Cuauhtémoc Sánchez de
Estudios para la Cultura. Porque no hay que exagerar mucho si una de las
universidades suspendidas llevada el nombre del autor de “El vendedor
más grande del mundo”, con matices del peor estilo del new age.
Se
sabe de universidades que la materia de ética periodística, para los
alumnos de comunicación social, se estudia con biblia abierta y la
carrera de Antropología no incluye la teoría de la evolución de las
especies de Charles Darwin. La noticia llega el
Día del Maestro, porque no todo es Don Dinero. Ya lo decía Montalvo,
ahora que está de moda: “Para la codicia nada es sagrada. Si el Ave
Fénix cayera en sus manos, se la comiera o la vendiera”.
Tomada de la edición impresa del Sábado 14 de Abril del 2012
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