sábado, 30 de marzo de 2013

Fanesca: compendio de país


Mientras escribo estas líneas, el olor del refrito de cebolla, que viene de Chimborazo, inunda el ambiente. El sambo, cultivado a 2.500 m.s.n.m. más arriba de Zuleta, está cortado. Pronto se añadirá el maní, de la tierra de la salprieta, en Manabí, así como el plátano maduro, llegado desde El Oro. No hay que olvidar el ají, que antiguamente venía del lugar de los yumbos, a 650 m.s.n.m., y, por cierto, el bacalao llegado directamente desde Galápagos. Esa es la fanesca: el compendio de Ecuador.
Si prestamos más atención a nuestra gastronomía, a su génesis, no tendríamos tanto problema en definir lo que es la Soberanía Alimentaria, justo en este momento que algunas universidades han desplegado sus talentos para devolvernos parte de nuestra identidad como pueblo, a través de hermosos libros de recetas de cocina y luminosas fotografías. Pero aún falta la historia para entender quiénes somos.
John Murra refiere que en los antiguos pueblos peruanos-bolivianos se practicó el sistema de “archipiélago vertical”, mientras que los pueblos del actual Ecuador, “debido a las características de los Andes en esta región, el acceso de los recursos de los diferentes nichos ecológicos se dio mediante el sistema llamado por Udo Oberem como ‘microverticalidad’”. Esta microverticalidad no es otra cosa que usar los campos de cultivo en diversos pisos ecológicos, de tal manera que se pueda volver el mismo día, como dice el estudio en la Nueva Historia del Ecuador.
Aquí el meollo para entender la fanesca: “se practicó el trueque de productos de diversos pisos ecológicos”. En otras palabras, mientras en el área peruano-boliviana sembraban casi monocultivos, como tubérculos, los anteriores pueblos de los señoríos étnicos (caranquis, quitus, pastos, manteños o pueblos amazónicos) intercambiaban productos de manera recíproca. Es un homenaje, además, a las primicias, es decir los primeros granos que antes alimentaban al cura.
Pero tampoco, a estas alturas, podemos desconocer lo que somos: parte del legado ibérico, más allá de los cristos sangrantes y los cucuruchos. Precisamente el nombre fanesca parece provenir del País Vasco, porque hay un plato que se llama “faneca”, que es una sopa de cabeza de pescado. Su nombre científico es Trisopterus luscus, conocido como faneca que es un pez perteneciente al grupo del bacalao familia (Gadidae). El diccionario informa que el origen etimológico viene del euskera bakailao. ¡Eureka! El bacalao, que es el que da el sabor de este potaje de 12 granos, que nos recuerda a los doce apóstoles, incluido el agrio chocho, que podría ser Judas.
 

sábado, 23 de marzo de 2013

Las sandalias del pescador

En la novela “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, hay una disputa entre el viejo ciego, Jorge de Burgos, quien cuida la biblioteca –que oculta los capítulos en torno a la risa, escritos por Aristóteles-  y el franciscano y antiguo inquisidor Guillermo de Baskerville. ¿Qué tiene de malo la risa? Jorge de Burgos responde: “La risa acaba con el miedo.

Sin miedo no hay fe. Porque sin miedo al diablo, no se necesita a Dios”.

Sin embargo el bibliotecario está demasiado ocupado en su soberbia para entender lo que pasa en el mundo. A Jorge de Burgos tampoco le preocupa lo que piense Ubertino de Casale, monje y pensador, quien reniega de la especulación intelectual y de su disimulada vanidad. Tampoco hay espacio, en ese tiempo medieval, de una mujer despojada de su sensualidad, donde no hay lugar para la Magdalena sino únicamente para una María puesta en los altares. La otra, la de carne y hueso, es una treta del diablo.

Al mirar la entronización del papa Francisco da la impresión de que esa misma disputa, que llevó a los fraticellis a la hoguera, aún no estuviera resuelta: ¿si el Cristo fue pobre, por qué la Iglesia es rica, más allá del Banco del Vaticano? ¿Si el Jesús, que repartía el pan y los peces, no tenía propiedad privada ni tampoco los apóstoles que eran simples pescadores, por qué la santísima Iglesia de Roma brilla como el oro? El papa Francisco, por cierto, no aceptó la capa de armiño, un regalo de Constantino para su entronización: “Aquí se acabó el carnaval”, cuentan que dijo. 

En la novela de Eco la crítica de los franciscanos incomoda. La simplicidad y la pobreza ofuscan al alto clero. La vida austera de los seguidores del amigo de los animales, nacido en Asís, es un retorno a la vida cristiana. Los franciscanos son errantes y medicantes que no creen, diríamos ahora, en la fastuosidad de quienes parecen predicar al Becerro de Oro. Y algo peor: los franciscanos proponen una renuncia a la propiedad privada, sentimiento de comunidad, misticismo nómada, libre de toda atadura con un poder centralizado. Aquí viene la contrarréplica. Aliados con la Inquisición, la presión clerical acorrala a los franciscanos para la buena salud del status quo. Ante esta arremetida, los franciscanos se dejan arrebatar por las profecías del fin del mundo, anunciadas por las trompetas del Apocalipsis.

Siguiendo la trama, en tiempo real, el papa Francisco tiene dos salidas: devolver al cristianismo su verdadero origen, como es la opción por los pobres, o claudicar ante los poderes que olvidaron las sandalias del pescador.

lunes, 18 de marzo de 2013

Una gaviota en el Vaticano

El mundo de la religión, como todo, se mueve por símbolos. Una gaviota se posó, poco antes del anuncio del papado de Jorge Bergoglio, sobre la chimenea del Vaticano. Eso fue un augurio. Después, cuando se supo que tomaría el nombre de Francisco no hubo duda: el nuevo Papa sería el seguidor del joven de Asís amigo de los animales y de la hermana Luna, es decir defensor de la ecología.

Pero como buen jesuita –que siempre a una pregunta responden con otra- talvez no estaba pensando en quien cuestionó los lujos de los clérigos, quienes habían olvidado las enseñanzas del hombre que caminó por las aguas. Acaso pensó en Francisco Javier, ese otro jesuita que expandió la religión a la mítica China, en el siglo XVI.

De ser ese el caso: prepárense para una expansión más allá de las murallas y olvídense de la opción de los pobres, como es la clave de la Teología de la Liberación, que los mismos camaradas de Bergoglio quisieron aniquilar, llevando incluso a Leonardo Boff a la misma silla de Galileo, en tiempos del ahora emérito Joseph Ratzinger, quien lo interrogó en persona. 

Aunque no fue quemado vivo como Giornado Bruno, ni pidió perdón a la fuerza como Galileo, Ratzinger condenó a Boff al silencio, que es otro martirio. Pero no pudieron aplacar sus ideas. Para Boff, la jerarquía es para él ‘un resultado de la terrena necesidad de institucionalizarse’, ‘una mundanización’ al ‘estilo romano y feudal’. De aquí se deriva la necesidad de un ‘cambio permanente de la Iglesia’; hoy debe surgir una ‘Iglesia nueva’.

¿Cambiará en algo la Iglesia al mando de Bergoglio, aunque algunos se alegren de que sea latinoamericano? Otro símbolo: en estos días, en Córdova, los represores de las dictaduras, en la sala del juicio, han asistido con símbolos vaticanos. No hay que olvidar que el nuevo Papa ha sido acusado de mantener  silencio ante las atrocidades cometidas en el Cono Sur y aún pesan las historias de Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes hacían trabajo social en la villa de Flores y fueron secuestrados en mayo de 1976, al inicio de la dictadura. Fueron liberados cinco meses después, luego de sufrir la tortura de los interrogatorios de la ESMA. Estaban bajo el mando de Bergoglio, por eso no todos los caminos conducen a Roma. 

Una cosa es el Cristo encerrado en la Capilla Sixtina, frente a los desnudos de Miguel Ángel, y otro el Jesús que camina por las calles de nuestra América, como los jesuitas de las misiones o quienes murieron en manos de los dictadores, en la tierra de Arnulfo Romero, quien, por cierto, nunca será santo aunque viva en nuestros corazones.


http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/una-gaviota-en-el-vaticano.html

sábado, 9 de marzo de 2013

El secreto del sapo Kuartam

Las mitologías, como los dioses, se parecen mucho a los pueblos que las construyen. En el mito griego está la historia del minotauro, encerrado en un laberinto ideado por Dédalo, aquel constructor que burló al Olimpo.
 
El mismo que, junto a su hijo Ícaro, se ve obligado a escapar de la furia porque el animal es hijo de la aberración entre Pasífae y el toro de Creta. Debemos a Borges un relato angustioso en La casa del Asterión: “Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera”.
 
Ícaro es el prototipo del héroe joven que, una vez con la magia del poder, parece imparable. En la mitología shuar, debido a que los mitos también son fundacionales, está el relato de Kujánchan, al que el dios Étsa le proporciona alas, con la advertencia de no salir por las noches ni frecuentar mujeres. Al igual que Ícaro, el intempestivo personaje sufre la tragedia. 
 
Entre los mitos de los shuar hay la historia del sapo Kuartam. Hay que volver a Walt Whitman para entender a estos animalillos, como se lee en Hojas de hierba: Creo que una rana es una obra maestra digna, de las más altas. Por lo demás, nuestro país con la mayor biodiversidad del planeta tiene un compromiso con esta especie prodigiosa. Aquí mi versión del mito: 
 
Un shuar iba de cacería e incrédulo imitó el canto del sapo Kuartam, que vive en los árboles. "Kuartam-tan, Kuartam-tan", lo retó en medio de la noche, pero nada pasó. "Kuartam-tan, Kuartam-tan, a ver si me comes", dijo y rió.
No lo hagas, le había dicho su mujer, porque puede transformarse en un tigre. No le creyó. Kuartam, el sapo, se convirtió en felino y lo comió. Nada se escuchó de su ataque, pero la mitad del cuerpo del shuar había desaparecido.
Al alba, la muchacha decidió matar a Kuartam. Llegó hasta el árbol donde el batracio cantó la noche anterior. Tumbó el árbol que al caer mató a Kuartam, que se había convertido en un sapo con un estómago inmenso.
La mujer cortó rápidamente la panza de Kuartam y los pedazos del shuar rodaron por los suelos.
La venganza no le devolvió la vida al shuar, pero su mujer pudo contar que nunca es bueno imitar a Kuartam.
 
A lo lejos de la tupida floresta se escuchó un nuevo: "kuartam-tan, kuartam-tan", sin saber si era un sapo o un shuar a la espera de un tigre. 
 

jueves, 7 de marzo de 2013

MAE presentó el libro Mega-País


“Atrás de una humilde hoja de hierba, siguiendo el poema de Walt Whitman, como portada de este libro, hay una realidad: Ecuador con apenas 0.17% de la superficie del planeta y una extensión de 256.370 km2, es calificado entre los 17 países más biodiversos del mundo”, fue la introducción de Juan Carlos Morales, autor deMega-País.
Hoy (miércoles), en el salón Simón Bolívar del Hotel Sheraton de Quito, el Ministerio del Ambiente (MAE) presentó este documento que se elaboró con tintas y papeles ambientales certificados. La edición recopila los paisajes más hermosos y mega diversos del Ecuador.
“El libro tiene un propósito: ser conscientes de que vivir en un paraíso – atravesado por una línea imaginaria- también es una responsabilidad”, dijo Morales. Antes, el autor recordó a todos los asistentes que varios estudios concluyen que Ecuador alberga una mayor cantidad de animales y plantas por kilómetro cuadrado que el resto de países del mundo, convirtiéndolo en el país más mega-diverso de nuestro planeta azul.
De su parte, la Ministra del Ambiente, Lorena Tapia, dijo que el MAE propone un viaje a través de este álbum fotográfico en el que se percibe un Ecuador deslumbrante, maravilloso y único. “Permítanme hacer un par de reflexiones sobre el trabajo que realizamos día tras día desde el MAE, siempre pensando en la naturaleza, la vida y el ser humano. Este último como el centro de esa relación”, dijo.
Mega-país incluye los ejes estratégicos en los que ha trabajado el MAE. Por ejemplo, el programa Socio Bosque, que tiene como propósito llegar a los 4 millones de hectáreas conservadas, promoviendo la protección de la Naturaleza.
La publicación es una fusión en imágenes de los programas y proyectos del MAE como la Estrategia Nacional de Cambio Climático, la Certificación “Punto Verde”, el Programa de Reparación Ambiental y Social y el Programa Nacional para la Gestión Integral de Desechos Sólidos.
Exposición:
 
Como parte de esta iniciativa, el libro Mega-País estará en la emblemática calle de La Ronda, en una exposición con imágenes luminosas desde las 19:00 a 23:00, los días jueves, viernes y sábado. Esto con el propósito de que los ecuatorianos y ecuatorianas puedan conocer más de lo que tenemos y de lo que somos.






sábado, 2 de marzo de 2013

Presentación Libro Mega-pais, 6 de marzo

Están cordialmente invitados a la presentación del libro Mega-país, el próximo miércoles 6 de marzo, 11h00, en el Sheraton, Quito.


















La barca de Pedro a la deriva

La pederastia no tiene cura, podría ser un grafiti para estos días, cuando la cúpula de la Iglesia -no las ovejas del hombre que caminaba por las aguas y repartía los panes y los peces- entra en el cónclave (con llave), allá en el Vaticano, que bendice ejércitos, como escribe Borges en su poema “Cristo en la cruz”: “¿De qué puede servirme que aquel hombre / haya sufrido, si yo sufro ahora?”.

No hay que olvidar que tanto Benedicto XVI, el “Bulldozer de Dios”, y Juan Pablo II, quien desmanteló el comunismo, persiguieron a la Teología de la Liberación, la opción de los pobres, y se encerraron en la búsqueda de la verdad, dejando a un mundo cada vez más injusto. Desde hace siglos, todos los papas viven prisioneros de ese Estado fastuoso con guardias suizos y pinturas deslumbrantes de Miguel Ángel, que fueron cubiertas por pudor.

Sin embargo, hay que decir, la Iglesia del pueblo sigue viva, como cualquier religión que trata de no olvidar los preceptos de sus fundadores. Se sabe, como dice Isaac Asimov, que fue San Pablo quien institucionalizó a esos hombres y mujeres que vivían en las catacumbas y que, con el tiempo, esa Iglesia que propugnaba el amor entre hermanos terminó en las Cruzadas, o trayendo en procesión a Santiago Matamoros hasta convertirlo en Santiago Mataindios.

¿Qué queda de aquellos seguidores de Jesús, que nos hablaba en parábolas y que solo una vez escribió en la arena? El Jesús histórico, al igual que Sócrates o Pitágoras, era un maestro oral. No habría escrito jamás una encíclica ni habría quemado a las brujas. Él, que aventaba mercaderes del templo, no se habría callado ante las atrocidades del nazismo o de los desaparecidos en el Cono Sur.

Claro que hay curas y curas, como aquellos ultimados en las dictaduras de Centroamérica o los misioneros del Paraguay, buscando el Paraíso.
El tema “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”, de Rubén Blades, dice: “El padre no funcionaba en el Vaticano,  / entre papeles y sueños de aire acondicionado;  / y fue a un pueblito en medio de la nada a dar su sermón, / cada semana pa’ los que busquen la salvación”.

El Vaticano vive en el siglo XVI mientras su rebaño busca una luz, bajo el brillo del dios del oro, que campea por el shopping center. La otra Iglesia está levantándose en las barriadas o en los pueblos olvidados, con esa mirada que tenía taita Leonidas Proaño, que reposa en Puca huaico (curiosamente significa Quebrada roja), a la espera de la Resurrección definitiva. El nuevo Papa debería volver al Sermón de la Montaña, pero es como esperar un milagro.
-http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/la-barca-de-pedro-a-la-deriva.html

El padre Antonio y su monaguillo Andrés, Ruben Blades.

 

Cristo en la cruz
Jorge Luis Borges

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.
Los tres maderos son de igual altura. 
Cristo no está en el medio. Es el tercero. 
La negra barba pende sobre el pecho. 
El rostro no es el rostro de las láminas. 
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra. 
El hombre quebrantado sufre y calla. 
La corona de espinas lo lastima. 
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces. 
La suya o la de otro. Da lo mismo. 
Cristo en la cruz. Desordenadamente
piensa en el reino que tal vez lo espera, 
piensa en una mujer que no fue suya. 
No le está dado ver la teología, 
la indescifrable Trinidad, los gnósticos, 
las catedrales, la navaja de Occam, 
la púrpura, la mitra, la liturgia, 
la conversión de Guthrum por la espada, 
la inquisición, la sangre de los mártires, 
las atroces Cruzadas, Juana de Arco, 
el Vaticano que bendice ejércitos. 
Sabe que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa. 
Le importa el duro hierro con los clavos. 
No es un romano. No es un griego. Gime. 
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede 
anular el pasado. (Esa sentencia
la escribió un irlandés en una cárcel.) 
El alma busca el fin, apresurada. 
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto. 
Anda una mosca por la carne quieta. 
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?