domingo, 31 de marzo de 2019

Entrevista Diario El Norte, 2019/03/29

Video de Entrevista a Juan Carlos Morales, historiador.

Traducción de su libro al japonés y kichwa, el 2019/03/29.

Link de la Entrevista:
https://www.facebook.com/elnorte.ec/videos/785293741825900?sfns=mo





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Quito: entre canguil y chulpi, 2019/03/28

Las respuestas en los memes y redes sociales -muchas racistas bajo el velo de la ironía- ante la elección del nuevo alcalde de Quito, Jorge Yunda Machado, muestran a un país con problemas atávicos. Porque no es solo Quito.

Tres maneras básicas de exclusión aún están presentes: centro-periferia (chagras); desde las clases sociales (populacho) y desde la etnicidad (indios o negros), para usar términos peyorativos. Más allá de los análisis que nos hablan de que una parte de Quito no conoce su propio sur está un hecho innegable: el país aún no se reconoce y es acomplejado.

Yunda, al igual que Paco Moncayo, es oriundo de Chimborazo, de Guano. Un meme revela ese “blanqueamiento”: Rodas es canguil, mientras Yunda es chulpi. Los unos añorarán los toros mientras los otros siguen al ecuavoley. Otro meme es significativo: “Hechos los muy Spotify, pero han sido pura radio Canela”. Y una verdad que revela el mensaje de un guerrero adusto: “Rumiñahui viendo cómo los ‘arios’ le echan la culpa a los ‘longos’ del sur de Quito”. Algo que arrastramos desde la colonia y obligó a Espejo a ponerse tantos nombres.

La tesis de Manuel Espinosa Apolo, Mestizaje, cholificación y blanqueamiento en Quito, primera mitad del siglo XX, de la Universidad Andina dice. “No cabe duda de que los sectores dominantes de origen aristocrático, los sectores medios y populares no indígenas de Quito, percibieron la migración de indios y mestizos de origen rural y pueblerino como un proceso de oposición étnico-cultural, en la medida que dicho proceso fue percibido como un avance del indio y de su mundo rural e incivilizado a la urbe quiteña. Para dichos actores se trataba de una especie de invasión contaminante. La escala de valores prevaleciente en el espacio urbano colocó a los inmigrantes en un nivel de inferioridad o atraso”.

El indio y el provinciano parecen seguir como arquetipo negativo y los sureños amenazan con voltear a la Virgen de El Panecillo. Mientras Quito y el país sigan con sus máscaras, no tendremos futuro, simplemente porque no habrá espejo que aguante. El tema de la identidad es tarea pendiente.

https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/quito-canguil-chulpi


Ecuador: ¿con qué palabras nombrarte?, 2019/03/21


Tenía 5 años cuando mi abuelo me llevó a conocer los animales de un circo, cuenta Gabriel García Márquez. Entonces, apareció un caballo maltrecho y desolado. Es un camello, le dijo el abuelo. Perdón coronel, es un dromedario, replicó un hombre. El abuelo llevó al niño hasta su casa y allí consultó un enorme diccionario. “Este libro no solo lo sabe todo, sino que es el único que nunca se equivoca”, “los diccionarios tienen que sostener el mundo”, exclamó mirando en el lomo el dibujo de un Atlas colosal.

Ahora, la Academia Ecuatoriana de la Lengua, fundada en 1874, ha emprendido una tarea igual de titánica: el Diccionario Académico del Habla del Ecuador (DAHE) y se encuentra en la letra E. Para tener una idea, a partir de al menos diez fuentes, se ha constituido la macroestructura (que es la lista de palabras a definir. Solo en la “A” se definieron 796 y se aspira a incluir al menos 10.000 ecuatorianismos).

Para poner los ejemplos se consultan fuentes escritas, entre las cuales se incluyen tuits, siempre que el usuario sea ecuatoriano. En este diccionario se incluyen palabras como: “¡Achahay! (Del quichua achachai, “¡qué frío!”) Expresa sensación de frío. Total, es más recomendable para la salud, así se diga “achachay”, meterse en el chorrito helado. El Tiempo, 08.03.2011.” (DAHE, s.v. achachay)

Allí están estos quijotes amantes de las palabras, liderados por Susana Cordero de Espinosa (directora de la AEL): Diego Araujo, Rodrigo Borja, Fabián Corral, Marco Antonio Rodríguez, Simón Espinosa, Fernando Miño, Julio Pazos, Bruno Sáenz y Valeria Guzmán, quien dice: “Ojalá el DAHE sea por fin la obra lexicográfica que venga a subsanar la inmensa deuda de la Academia Ecuatoriana de la Lengua con nuestra lengua materna, con esta variante de español tan a todo dar, alhajosa, bacana, a lo bestia, buenaza, chévere, maestra, plena, tuca…”.

Ojalá un día los niños ecuatorianos puedan descubrir el asombro de una palabra en un diccionario que le hable como las populosas calles, que le muestren un espejo donde mirarse con orgullo.





Un mito del lago San Pablo, 2019/03/14


La mitología en torno a las lagunas nos habla de lugares sagrados. Son deidades de la época de los señoríos étnicos, como los Caranquis, que florecieron del 1250 a 1550 de Nuestra Era, antes de la llegada de los incas y de los españoles. Algunas son mitos de los orígenes como la de un gigante soberbio que se burlaba de las cochas, como se llaman en quichua.

Está la historia de Nina Paccha que es el origen del mítico árbol del Lechero, pero también –y aquí el sincretismo- el relato de la Hacienda de agua o el nacimiento de Cocha-caranqui, que es Yahuarcocha. Es muy aleccionador el mito del nacimiento de Cuycocha o la Laguna del cuy.

La provincia de Imbabura tiene 27 lagos y lagunas, algunas estacionarias. Ahora, comparto una leyenda del Imbacocha.<br />Manuel Santillán no tenía consuelo. Su longuito, su sobrino querido se había ahogado en el lago San Pablo. Habían pasado varios días pero su cuerpo permanecía en las aguas. Con los ojos colorados acudió donde un yachac de Ilumán.

El brujo le dijo que construyera una cruz enorme y que le cubriera de flores. En el centro debía poder un cuy, también llamado conejillo de Indias y unos huevos. La cruz debía ser clavada en el sitio donde pereció el muchacho. Además una advertencia: quienes hundieran la cruz debían ser hombres valientes porque es posible que vieran el inframundo.

El yachac habló y Manuel Santillán pensó que cualquier sacrificio valía la pena si los restos del joven surgían del lago, después de tantos días. Por eso, con la enorme cruz a cuestas y con la ayuda de otros runas valientes, Santillán llegó hasta el Imbacocha, como también se lo conoce.

Entraron a sus aguas cristalinas, rodeadas de totoras. Mientras arrastraba la cruz cubierta de flores, Manuel Santillán pudo ver el infierno: era un diablo que estaba acostado de espaldas dentro del agua. Los pies estaban en dirección a Reyloma y la cabeza hacia Camuendo. Lo que no ha podido decir Manuel Santillán es que si el diablo tenía cachos o era un aya, ese antiguo dios andino que no se quema. Después, desde las profundidades surgió un cuerpo.


Mito del mono aullador, 2019/03/07


En la iconografía de la cultura Capulí, parte del señorío étnico de los Pastos, ubicados al sur de la actual Colombia y al norte de Ecuador, en la provincia del Carchi, aparecen representaciones de monos. Como se refirió con anterioridad Santiago Ontaneda Luciano, en el libro Las antiguas sociedades precolombinas del Ecuador señala:

“La presencia de motivos de monos, tanto en la cerámica como en la orfebrería, estaría vinculada con representaciones de tipo astronómico. Especialmente cuando se trata de cuatro monos, los cuales están dispuestos generalmente conformando un trapecio. Esta figura, superpuesta a la particularidad del ecuador celeste, hace referencia a la constelación de Orión, la cual está vinculada con los dos astros mayores: el Sol y la Luna (Karadimas 2000)”.

En los mitos cosmogónicos de todas las culturas se encuentran explicaciones de los fenómenos que les resultaban inverosímiles, como es el caso del trueno o el rayo (Thor, en la mitología nórdica, representa a este elemento). Para Claude Lévi-Strauss los mitos son una expresión de una lógica impecable, propia de una forma de pensar distinta al racionalismo moderno, presente en culturas que tienen una lógica distinta a la lógica formal.

En este contexto, una adaptación de un mito cofán, aparecido en el libro Los dioses mágicos del Amazonas, Editorial Pegasus, 2000, del autor de estas líneas:

“El trueno se descolgó esa tarde desde el cielo. Iba furioso y sus destellos se estrellaban en las rocas del río, en medio de una garúa hundiéndose entre las copas de los árboles. Mientras descendía vertiginoso a la tierra recordó el reciente desafío. ‘Yo puedo gritar más que usted’, le había dicho un hombre blanco al trueno. Por eso el trueno caía echando chispas como un preludio de la pelea. Cuando se disipó la humareda el trueno ya se había ido. Cuando el hombre blanco se restregó la cara halló un rastro de ceniza y cada vez se reconoció menos. El antiguo desafiante es ahora un mono aullador, de pelambre oscura. Es el mismo que aún desafía al trueno en las tardes de sol”.


domingo, 3 de marzo de 2019

Libro Imbabura, 2013


El libro, editado en junio de 2013 a propósito de los 189 años de creación de la provincia de Imbabura.

Lo puede revisar en formato: 



Puede revisar o descargar Libros de Juan Carlos Morales Mejía en : Libros

LIibro Imbabura by on Scribd

Sierra, tras los símbolos ancestrales, 2019/02/28

El pueblo de los Pastos -desde el río Chota-Mira, Carchi en Ecuador, hasta el río Guáitara, en la actual Pasto, Colombia- destacó por su orfebrería y cerámica, en medio de mesetas ondulantes y páramos. Una de esas expresiones se encuentra en la cerámica denominada Cuasmal o Tusa, localizada en la actual San Gabriel, Carchi. Diego Sierra Guevara, artista plástico, nos trae una versión contemporánea de sus ancestros Pastos, dentro del proyecto Ancestral: símbolos norandinos, en técnica de óleo. Su exposición está abierta desde ayer en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Carchi, en Tulcán.

La exposición es, acaso, una vuelta de tuerca de un largo camino que se abrió con el indigenismo, que pasó por el deslumbramiento del muralismo mexicano, hasta la corriente que se llamó ancestralismo, con figuras prominentes como Enrique Tábara o Gilberto Almeida, donde lo matérico fue una de sus claves. Precisamente, Sierra pasó largos meses interrogando los museos del norte de Ecuador, como la Casa del Alabado, con publicaciones claves como Ecos del Tiempo con textos de Rodolfo Kronfle. Pero también las descripciones de las culturas antiguas de Santiago Ontaneda Luciano o Galo Ramón Valarezo. La obra de Sierra es interesante porque toma dos vertientes, por un lado, las asombrosas figuras Pastos, pero también el legado textil de los caranquis para mostrarnos un nuevo lenguaje atravesado por la plástica, desde una visión contemporánea, es decir alejada del uso del folclorismo como ancla de la identidad. La obra es un regreso a sus propias raíces porque Sierra nació precisamente en Huaca, Carchi, cuyo nombre, más allá del significado del sepulcro de los mayores, representa también el renacer de un arte que ha permanecido oculto, bajo la lógica de Occidente.

Ojalá que junto con el renovado directorio de la Red Ecuatoriana de Museos también se incluyan estos trabajos, que son válidos en la medida en que nos devuelven desde estas épocas un legado que está más allá de una vitrina. El arte siempre está en movimiento y en esta ocasión se incluye el concepto para hacerlo perdurable.


Ambato renació con su fiesta, 2019/02/21


San Juan de Ambato fue fundada por los españoles en 1570. El 5 de agosto de 1949 un terremoto devastó la ciudad, pero sus moradores se negaron a abandonarla. No fue la primera ocasión: en la época colonial ocurrieron varios terremotos, en 1698 y 1797, que destruyeron Riobamba.

En el terremoto del siglo XX perecieron 6.000 personas, se derrumbaron 20.122 casas, 250.000 damnificados y se requerían -en aquella época- $ 80.000 para la reconstrucción, según un informe de Naciones Unidas. Sin embargo, los ambateños no se quedaron en los lamentos que siempre traen las desgracias.

Era en esos momentos dolorosos que los habitantes de Ambato necesitaban asirse a algo que los mantuviera con esperanza. Por este motivo, el 17 de febrero de 1950, a un año del desastre, la Municipalidad de Ambato formuló el Acta de fundación de la Fiesta de las Flores y las Frutas, “como la prueba de la más típica y legítima ambateñidad que anima a la ciudad y a la provincia”, según consta en un documento que llegaba en un momento clave porque insuflaba otra vez de vida a una ciudad que había padecido los embates de la naturaleza.

El 30 de octubre de ese mismo año se promulga la ordenanza que funda y pone estatutos en esta celebración que, con el tiempo, sería la más grande de Ecuador. En esa oportunidad se instituyeron también los Juegos Florales, para celebrar al arte. “La fiesta tiene su historia, su filosofía y su sociología. Quiso reencontrar la fe, debilitada por la tragedia, en la tierra sufrida y el árbol sarmentoso de las horas estivales y el jardín mustio por la huida de los hontanares.

Era una renovación del valor tungurahuense y un llamamiento de fraternidad a los hermanos de la patria para decirles: venid hermanos que todavía hemos quedado en pie, el volcán, el árbol y el hombre. Venid que aún hay agua en nuestro río y sangre en nuestras venas. Sobrevive el paisaje de la confianza en nosotros mismos, en la patria y en la humanidad”, señalaba Gilberto Molina Correa. Ahora, se prevé que más de 100.000 personas asistan a sus coloridas fiestas.


El dilema de San Valentín, 2019/02/14


“Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”, se lee al inicio de El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Gibran Khalil Gibran hablaba de seguir al ave del amor aunque guarde la espada que luego nos herirá.

Valentín de Roma, antes de ser santo, casaba a los soldados con sus damas en la época de Claudio II. Al ser apresado y antes de su decapitación, entregó a una mujer joven y ciega un papelito. La zagala al abrirlo recobró milagrosamente la visión para leer “Tu Valentín”, como una despedida. Ya que nos encontramos en este día no hay que olvidar la mitología de Eros y Psique, quien en secreto descubrió el rostro del niño travieso, pero juntos sortearon los celos de Afrodita para vivir en el Panteón de los dioses.

Del mundo clásico nos llega el diálogo de Aristófanes en El Banquete, escrito por Platón, cuando habla de los tiempos antiguos cuando existían los humanos nacidos dobles hasta que Zeus decidió cortarlos en dos mitades. Así que el amor sería el deseo de encontrar esa mitad que nos falta (no hay que olvidar que también cita a los andróginos).

Acaso, el poema judeocristiano más hermoso sea el Cantar de los Cantares, de Salomón. Así dice la amante: “Ah, si me besaras con los besos de tu boca… / ¡Grato en verdad es tu amor, más que el vino! / Grata es también, de tus perfumes, la fragancia; / tú mismo eres bálsamo fragante”.

Siguiendo la línea, encontramos en Borges: “Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída, / pero los dos se entregan”, pero también en Los evangelios apócrifos escribe: “Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor”.

Octavio Paz exclamó: “El amor dura, lo que dura un suspiro: una eternidad”. Uno de los pocos amores verdaderos era el que sentía Don Quijote por la idealizada Dulcinea, y eso que leía libros de caballería y no de poesía. “En las tinieblas / lo que ronda mis ojos / es su sonrisa”, escribió Kobayashi Issa. Huidobro sentenció: “Sin embargo te advierto que estamos cosidos / a la misma estrella”.