¿Por
qué en la actual provincia de Imbabura y el norte de Pichincha se
construyeron más de 5.000 tolas, en el llamado período de Integración?
¿Por qué estos pueblos, como los caranquis asentados desde el 500 al
1500 de N.E., adoraban a los montes, como el Taita Imbabura, y creían
que las lagunas, vertientes y cascadas eran dioses? ¿Quiénes fueron
estos hombres y mujeres que resistieron, durante 17 años, la expansión
incásica, hasta culminar en la hecatombe de Yahuarcocha, donde
perecieron 20.000 personas?
Estas
preguntas fueron planteadas para editar el libro “Caranquis”, una
iniciativa de la Universidad Técnica del Norte, y su Instituto de Altos
Estudios, donde se reúnen análisis de Chantal Caillavet, José Echeverría
Almeida, Waldemar Espinosa Soriano, Segundo Moreno Yánez, Santiago
Ontaneda Luciano, Galo Ramón Valarezo, entre otros.
La distribución y ubicación de sitios de montículos están íntimamente relacionadas con el control de los pisos ecológicos y las grandes obras de infraestructura agrícola, conocida como microverticalidad, nos dice uno de sus ensayos.
La distribución y ubicación de sitios de montículos están íntimamente relacionadas con el control de los pisos ecológicos y las grandes obras de infraestructura agrícola, conocida como microverticalidad, nos dice uno de sus ensayos.
A
cada piso ecológico le corresponde un sistema de producción: el páramo,
a 3.600 msnm, está destinado a la cacería y recolección de paja; a
3.000 msnm se encuentran las sementeras de papas, oca,
melloco y quinua; los valles templados de 2.000 a 3.000 msnm están
destinados al cultivo intensivo del maíz (precisamente donde están los
caranquis); debajo de los 2.000 msnm y en las cuencas de los ríos se
desarrolló el intercambio intrarregional, con productos como ají, coca;
por lo demás, esta última exclusiva de los yachacs o sabios andinos.
Estas
maneras de comerciar entre hermanos, por intermedio de los mindaláes,
se realizaba de manera horizontal, es decir entre las actuales
provincias de Sucumbíos, desde donde llegaban los mitos; Carchi,
Imbabura, Pichincha, Esmeraldas y hasta Manabí. De hecho, en el reciente
hallazgo de los Señores de Huataviro, cerca de San Antonio de Ibarra,
los investigadores constataron un bellísimo traje realizado con
diminutas conchas spondylus (lástima que aún no existe seguimiento de
esta importante tola, casi destruida por una retroexcavadora).
Acaso
en la historia de los caranquis estén las pautas de nuestro destino
como pueblo, en temas fundamentales que aún nos atañen: control del
agua, convertida en deidad; intercambio de pisos ecológicos; solidaridad
y reciprocidad (las claves del Buen Vivir o de la Economía Solidaria);
y, por supuesto, Soberanía Alimentaria, sobre la base del maíz, de los
tamales a las humitas.
Tomada de la edición impresa del Sábado 24 de Diciembre del 2011
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