En
estos días se presentó el documental “Ecuador desde afuera”, una mirada
de cómo una parte del mundo analiza nuestro proceso político. Es
curioso, mientras algunos articulistas locales (¿habrá que llamarlos
criollos, en el sentido colonial?) sufren aún a una “banana republic”,
Noam Chomsky -el lingüista y activista político- habla en buenos
términos del País de Manuelito.
El
filósofo francés Edgar Morin, autor del libro “La vía para el futuro
de la humanidad”, aprecia la simbiosis de las diversas culturas como
proyecto interesante de Ecuador. No tiene ningún empacho en decir que
tomó la idea del “buen vivir” para que -ojalá algún día- pueda ser
aplicada en Francia y en el mundo. Todo bonachón, dice que el Ecuador es
su inspiración. Lo propio hace el político francés Jean-Luc Mélenchon,
quien, también sin ambages, señala que tomó el nombre de la “revolución
ciudadana” como una alternativa válida. Dice que esa será la revolución
del siglo XXI.
Este trabajo -que se lo puede apreciar en www.enelojofilms.com)-
también refiere a ese documental que debería ser mirado por todos
quienes aún creen que desde América Latina, como sucedió en los sesenta,
no se puede dar clases al mundo. Es “Deudocracia”, de Grecia y, por si
acaso, sin ningún patrocinio ecuatoriano y libre en YouTube.
El
audiovisual refiere la apreciación de Jayati Ghosh, de la India:
Tenemos a un pequeño país, de apenas 14 millones de habitantes, que
parece no tener mucho que ofrecer, pero su enfoque de transformación
-entre gente y naturaleza y no únicamente finanzas y capital- es algo
que otros países deberían tomar en cuenta.
Ignacio
Ramonet cree que Ecuador está dando un ejemplo de una batalla total,
donde
la dimensión ecológica, social, política y mediática está articulada en
un proyecto revolucionario, donde al fin el país esté de pie, porque
antes estaba de cabeza.
Hay
muchas voces en el documental, desde Mark Weisbrot, desde Washington y
articulista prestigioso, hasta las cifras que muestra la Cepal, en
Chile, por medio de Alicia Bárcena. El primero dice que lo importante es
el gasto en el sector público, salud y educación, mientras el organismo
muestra cifras que revelan a un país en crecimiento. Hasta los
periodistas
colombianos destacan los cambios en las carreteras y comparan las
maltrechas vías de Nariño.
Lo
interesante es cómo ciertos extranjeros nos miran, porque algunos
analistas de acá aún parecen tener la mirada del país indolente, tal
como los viajeros que llegaron en el siglo XIX. Hay que mirar este
documental ahora que los banqueros andan por el barrio.
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