Con
la posibilidad de escribir 150 caracteres, en los celulares, también
podrían retornar los micropoemas. La idea no es descabellada, como se
verá más adelante. Acaso, si así lo quisieran, las empresas telefónicas
podrían enviarnos, de cuando en cuando, al caer la noche, algunas de
estas estructuras poéticas que son de las más difíciles de realizar
porque son una suerte de intrincadas joyas del lenguaje.
Por
ejemplo, estos 100 caracteres de Jorge Carrera Andrade: “Nuez: /
Sabiduría comprimida / diminuta tortuga vegetal, / cerebro de duende /
paralizado por la eternidad” o este otro poema: “Tortuga: La tortuga en
su estuche amarillo / es el reloj de la tierra / parado desde hace
siglos”.
Los
micropoemas están emparentados con los haikus japoneses, como aquel
escrito por Mukai Kyorai, en el siglo XVIII: “Cima de la peña: / allí
hay otro huésped / de la luna”. Sería inolvidable que pudiera llegar un
tanka de Borges. “Alto en la cumbre / todo el jardín es luna, / luna de
oro. / Más precioso es el roce / de tu boca en la sombra”, pero también
los propios haikus del maestro ciego: “¿Es un imperio esa luz que se
apaga o una luciérnaga?” o “Callan las cuerdas. / La música sabía / lo
que yo siento”. También se puede intentar enviando grafitis: “La
sociedad construye abismos. Hay niños en la calle vendiéndolos”, ahora
que los banqueros andan por el barrio. Hasta el microcuento de
Monterroso podría calzar en un mensaje: “El Dinosaurio: Cuando despertó,
el dinosaurio todavía está allí”.
Todo
esto, porque hace algún tiempo el Ayuntamiento de Madrid, acorde con
los tiempos, organizó el concurso para celulares, en torno al tema de
Don Quijote y su escudero Sancho. El ganador: “El universo dejó de
expandirse. Cronos cangrejeó. Don Quijote arrinconó las armas para su
bisabuelo y volvió dichoso a sus libros, fénix de papel” (de David
López-Serrano). Y las menciones fueron:
1.
“Con el gigante sol de primavera, nunca un estrecho hízose tan ancho.
Mal herido cabalga, ya sin Sancho, Don Quijote montado en su patera”
(David Bernal, de Alcalá de Henares). (En las pateras llegan los
inmigrantes norafricanos).
2. “Quijadillas de caballete andoso. Valentrinas orgullantes de grotesco personazco.
Jadalguitis, panzanchanza” (Luis Prabilla, de Madrid).
3.
“Llamas nunca vistas. ¿Ardió Esplandián? ¿Y Florismarte? Exigían un
haiku de fe: la misma hoguera/alumbraba al caballero/y engulle al
hombre” (Pablo Vázquez Pereira, de Orense).
4.
“Un molino, dos molinos, tres molinos. Coño, ¡El Quijote!” (Ángel
Carrasco, de Madrid). Parece que los celulares no son tan malos como los
pintan.
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