“Musa,
dime del hábil varón que en su largo
extravío, tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya, conoció las
ciudades y el genio de innúmeras gentes”, dice el inicio en verso de “La
Odisea”, escrita a finales del siglo VIII, a de N.E., y atribuido al
divino Homero, el mismo autor de “La Ilíada”, donde se alude a los
combates heroicos.
En
los dos libros está Ulises. En el primero urde estratagemas contra el
cíclope, huye de las sirenas, suspira por el amor de Penélope, recuerda a
su perro Argos, Calipso llora, enfrenta al ignoto mar; el Ulises de la
Ilíada
está pendiente de las ansias de poder, de la vanidad, la guerra y la
codicia. “La Odisea” es un libro de mitologías y “ La Ilíada”es la
historia oficial y del poder y sus batallas.
Nuestro
país, como todos, tiene sus versiones, iniciando con esa hermosa
creación que es el Reino de Quito, de Juan de Velasco, continuando con
la honestidad de Federico González Suárez, las nuevas propuestas
históricas, cuyo editor es Enrique Ayala Mora, hasta las nuevas
corrientes historiográficas. Pero también están quienes han trabajado en
la mitología, como Paulo de Carvallo-Neto, las recopilaciones de Édgar
Freire, las acuciosas investigaciones de Manuel Espinosa Apolo o esa
creatividad de Quito Eterno.
Hay
que decirlo, la historia del poder tiene más prestigio, lo otro ha sido
-lo continúa siendo- tachado de superchería o cuentos de viejas, aunque
las nuevas corrientes del pensamiento, como la etnohistoria encabezada
por Levi-Strauss, les dieron un sustento teórico, porque no olvidemos
que los dioses del Olimpo, como otras deidades, son parte de la
mitología.
Esto
a propósito de que el último jueves el Pensionado Universitario, de
Quito, organizó el VIII Festival de las Leyendas de Ecuador en inglés,
donde participan colegios capitalinos o invitados de provincia, con
videos de las leyendas filmados, actuados, pensados por los jóvenes.
Además, cada colegio recibe una estatuilla de Cantuña, entregada por la
Municipalidad quiteña, que declaró a noviembre “Mes de la leyenda y
tradición ecuatoriana”.
Para
Consuelo Páez Salvador, la memoria ancestral debería llegar a los
barrios, como esas antiguas tertulias donde los abuelos nos tenían en
vilo con los relatos de los duendes y las cajas roncas. Los chicos y
chicas hacen su trabajo, ahora tienen la palabra los cineastas
ecuatorianos. No olvidemos que “Harry Potter” y “El Señor de los
Anillos” son puro mito. Ojalá, algún día, nuestras brujas voladoras
aparezcan en pantalla gigante. Mientras tanto, hay que volver a “La
Odisea”: “Canta, oh Musa, la cólera del pélida Aquiles”.
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