Ibarra celebra este día sus
411 años de fundación pero, al parecer, ha olvidado su origen. Está asentada en
el valle de los Caranquis, el señorío étnico que floreció de 1250 a 1550 y que
fue devastado por los incas. Después, llegaron otros intereses. De hecho, el
fundador de 1606, el quiteño y encomendero Cristóbal de Troya, respondía a un
reciente sueño de las élites textileras quiteñas de encontrar una ciudad que
sirviera como ‘puerto de tierra’ entre el comercio entre Bogotá-Popayán-Quito.
El objetivo de la salida al
Mar del Sur, es decir el océano Pacífico, fue un reto detenido por casi 400
años, primero por las cartas que enviaban desde Guayaquil a la Corona y después
por la desidia. Recién hace dos décadas Ibarra tiene carretera vía San Lorenzo,
aunque el tren llegó en 1957.
Acaso, el devastador
terremoto de 1868 que destruyó la ciudad completamente fue una de las causas,
pero también el centralismo de un país que no ha permitido, ni permite, que
otras regiones surjan.
Aunque parezca inaudito, a
inicios del siglo XXI la capital de Imbabura aún no cuenta con una carretera
que la conecte con la Amazonía ecuatoriana, aunque faltan algo más de 40
kilómetros por Pimampiro. Imbabura, junto con Cañar, son las dos únicas
provincias que no tienen conexión con el sector oriental que estaría a escasas
3 horas, cuando ahora son 14. ¿Cuántos siglos más se requieren?
Y esto porque hay
implicaciones. Básicamente porque en la hora de las ciudades el comercio entre
las dos vertientes de los océanos –es decir el Pacífico con el Atlántico-
podría ser una realidad y en eso Manta trabaja en ese sentido. No hay que
olvidar que al momento existe el proyecto del tren biocéanico entre Perú,
Bolivia y Brasil que conectará el puerto brasileño de Santos con el peruano de
Ilo, a través de Bolivia, para grandes volúmenes de carga, en un trayecto de
3.755 kilómetros a través de Sudamérica. Así, Brasil tendría una salida al
Pacífico acortando en hasta 25 días el transporte comercial entre Brasil y
China, según informa hace dos semanas el periódico ABC de España. Reporta,
además, que China, Alemania e incluso Suiza han mostrado interés en financiar
este proyecto que tiene avances del 85 por ciento.
En otras palabras, es
preciso construir también una iniciativa –y un imaginario- entre el eje San
Lorenzo-Ibarra-Nueva Loja-Manaos-Belén do Pará y, además, porque no se requiere
de carreteras en el último tramo porque el Amazonas permite el transporte
fluvial. Sin embargo, la llamada Zona 1, cuya visión es mirar el país de manera
horizontal y no vertical, aún no termina de configurarse. Esto se debe a que
las ciudades aún se tratan con recelo, como Ibarra y Otavalo, y el país mismo
se mira para adentro.
Hay que recordar únicamente
que el tren geopolítico pensado por Eloy Alfaro, hace más de un siglo, tenía
como destino Iquitos. De hecho, fue el ‘tren más difícil del mundo’ el que unió
al país a inicios del XX (Alfaro recién conoció Quito cuando llegó con sus
montoneras). Conectar los dos mares podría ser el futuro de Ibarra, pero tiene
que construirlo desde ahora.
Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/ibarra-el-reto-tras-411-anos
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