Nada más enterarme de la valiente decisión de Tiko Tiko de aparecer sin
maquillaje para postularse a la Asamblea pensé inmediatamente en la máscara de
Santo, que siempre estaba en disputa en cada combate. Más que el horror -que a
algunos parece producirles un candidato vestido de payaso- está el hecho, ese
sí espeluznante, de mostrarse ante la opinión pública después de décadas de
haberse ocultado ante una parte de una sociedad de mandíbulas de acero.
Pongámonos circunspectos, si es posible. Porque personalmente me
desternillé de la risa al escuchar a un candidato que ofrecía lealtad, después
de haber probado algunas tiendas políticas. O aquel otro que, ese sí un
verdadero saltimbanqui, pasó previamente en reuniones en busca de algún
ofrecimiento, hasta terminar precisamente en la esquina contraria, y no de un
circo. ¿No son verdaderos acróbatas de la política? ¿No son contorsionistas o
lanzallamas contra la honra ajena? Qué digo, unos maestros del ilusionismo,
queriendo aparecer como salvadores de la patria y ofreciendo armar a los
campesinos y con más agallas que un tragasables. Sabemos quiénes son, porque
por último a Tiko Tiko, después de tanto anonimato de su rostro, no le
podríamos reconocer en la calle.
Ahora, gracias a Wikipedia, me entero de que el nombre de este
colombo-ecuatoriano deriva de su nombre Enrique, porque allá en las tierras del
vecino país se les dice ‘ticos’ a los ‘ernesticos’. Como sea, en la década de
los 80, ya instalado en el país, produjo la serie de canciones infantiles (se
conoce que tiene más de 70), como ‘Sistema solar’, ‘El árbol’, ‘Aseo personal’,
‘El lápiz’… Y, claro, no hay que rasgarse mucho las vestiduras porque, en su
momento, cada agrupación política ha realizado acopio de la farándula, que
incluye a futbolistas. ¿No es esta sociedad producto del espectáculo, de la
chismografía de la peor calaña, de una seriedad de alcantarilla?
Para entender mejor los asuntos del humor, hay que leer lo que decía Lin
Yutang, que escribió La importancia de vivir cuando recién Hitler se perfilaba
como canciller de Alemania y Charles Chaplin preparaba esa genialidad que es la
película El Gran Dictador (aún no aparecía el discurso de Cantinflas como
político: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.).
“Enviemos a cinco o seis de los mejores humoristas del mundo a una
conferencia internacional -antes de la proclamación de una guerra- y el mundo
se salvará. Como el humor marcha necesariamente de la mano con el buen sentido
y el espíritu razonable… y como esta es la forma más alta de la inteligencia
humana, podemos estar seguros de que cada nación estará representada en la
conferencia con su espíritu más cuerdo y más sano”.
Se preguntaba sobre quiénes iniciaron nuestras guerras: “Los ambiciosos,
los capaces, los hábiles, los que alientan los designios, los cautos, los
sagaces, los altaneros, los patriotas en exceso, los inspirados por el deseo de
‘servir’ a la humanidad, los que tienen que hacer una ‘carrera’ y esperar una
estatua de bronce”. Ojalá Tiko Tiko no pierda la sonrisa en la Asamblea. (O)
Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/tiko-tiko-y-los-acrobatas
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