Como
parte de la iniciativa del Yasuní ITT -una propuesta del país para el
mundo- el vicepresidente Lenín Moreno, en visita a Londres, invitó al
científico Stephen Hawking, el “heredero de Einstein”, para que visite
Ecuador. Tras escuchar el proyecto Manuela Espejo, que devuelve dignidad
a quienes eran excluidos, el autor de “Historia del tiempo” aceptó.
Veamos
una teoría de Hawking. Imagine el lector que -en diversos mundos
paralelos- coexisten múltiples tiempos en la vida de una persona.
Pensemos en un niño Lenín Moreno, quien a los diez años patea una pelota
en Tena; un joven Lenín viajando en bus a Quito; un hombre que regresa a
casa y recibe un disparo; otro Lenín conversando, desde su silla de
ruedas, con un científico, quien no puede articular palabra; y uno más,
justo hoy sábado, inaugurando una escuela del milenio en Imantag, en
Imbabura (y acaso uno del futuro leyendo un discurso en Estocolmo).
El
Santo Grial de la física moderna es una Teoría del Todo (TdT) que
combine la relatividad y la teoría cuántica (que dice que el universo,
en su nivel más profundo, opera en forma indeterminada) en un solo
paquete; un conjunto de ecuaciones que explique la totalidad de los
fenómenos que ocurren en el universo, desde la Gran Explosión hasta los
átomos de los que estamos hechos.
Albert
Einstein procuró encontrar la TdT, pero fracasó, pues era incapaz de
aceptar el carácter aleatorio de la teoría cuántica. “No puedo creer que
Dios juegue a los dados con el cosmos”, había señalado en una ocasión.
Hawking fue más lejos, al rebatir la famosa frase de Einstein dijo que
“Dios no solamente que juega a los dados con el universo sino que a
veces los arroja a donde nadie puede verlos”.
Aunque
al
inicio planteó que tras la Gran Explosión vendría la Gran Concentración
su teoría se volvió más radical. Tomando en consideración la teoría
cuántica, desarrolló su concepto de “ausencia de fronteras”, según el
cual no existe ningún punto absoluto en el que el universo haya
comenzado y, por tanto, no hay Dios.
Ahora
apoya la “teoría de las supercuerdas”, cuya idea central es que los
componentes fundamentales de la materia, los electrones de carga
negativa y otras partículas subatómicas, están hechas de diminutas
“cuerdas” unidimensionales, que pueden ser rectas u onduladas. Esas
“cuerdas” serían los mundos paralelos donde los distintos Lenín Moreno
cohabitan. ¿Es posible que uno de esos individuos llegue hasta el otro?
Claro, diría Hawking, por medio de los agujeros negros, que concentran
el espacio y el tiempo, pero eso es otra historia.
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