Angle Editorial, hace algún tiempo, publicó Groucho Marx fal’article, un
libro que recoge los mejores artículos del cómico y sus propuestas más
ingeniosas. El humor, como se sabe, es un asunto demasiado serio, porque existe
en estos tiempos quienes creen que las bufonadas son un asunto de estrellar un
pastel contra el otro, para que nos produzca carcajadas. Eso, obviamente, está
en el primer nivel, pero hay la risa -como nos recuerda El nombre de la
rosa, de Umberto Eco- que nos cuestiona sobre la condición humana. Algo de
ese humor -con una mezcla de cinismo- se lo debemos a Diógenes.
Obviamente, su apellido nos recuerda al barbudo de Carlos Marx. En Quito,
en la década de los 90, mientras caía el Muro de Berlín, alguien escribió un
grafiti: ‘Al Marx tiempo, buena cara’, siguiendo en la línea se podía leer:
‘Jesús es el camino, Marx el atajo’. Pero de quien estamos hablando es de otro
Marx, un tipo por lo demás simpático al punto que nos dijo: “Lo importante no
es saber sino tener el teléfono de quien lo sabe”, lo cual es una verdad.
Por eso, el libro en mención se inicia con un texto del propio Marx de 1927
en el que reflexiona sobre el oficio de humorista. En él dice que “tan pronto
un cómico se hace famoso se convierte en esclavo de su humor”.
Finaliza su artículo con un irónico “el negocio de ser gracioso es
demasiado serio. En comparación, trabajar en pompas fúnebres es un trabajo
alegre. Y he oído decir que los humoristas no mueren nunca de viejos. No pueden
soportar tanta presión”.
Julius Henry Marx (1895-1977) fue el hijo de un modesto sastre alemán de
origen judío, se dedicó al teatro, el cine, la radio y la televisión. Con sus
hermanos actuó en películas como ‘Sopa de ganso’, ‘Una
noche en la ópera’, ‘Un día en las carreras’ y ‘Una
tienda de locos’, entre otras. Aquí algunas de sus memorables frases.
“Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero, ¡pero cuestan
tanto!”.
“Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”.
“¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”.
“¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la
posteridad por mí?”.
“Bebo para hacer interesantes a las demás personas”.
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”.
“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien”.
“Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje
engañar: es realmente un idiota”.
“El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, estás hecho”.
“Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas
definitivamente”.
“Fuera del perro, un libro es posiblemente el mejor amigo del hombre. Y
dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer”.
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un
diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
“La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien la
enciende, me voy a la biblioteca y leo un buen libro”.
“Partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria”.
Lápida de Groucho: “Disculpe señora que no me levante”.
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