Los acontecimientos recientes de la flota china con 300 barcos frente al
santuario de Galápagos nos traen el mensaje de su fragilidad. Los 6.000
tiburones sacrificados, por una sola embarcación capturada, muestran la avidez
por las exóticas aletas, aunque sean de especies en peligro. Más allá del
repudio es importante conocer su historia, para defenderlas en el futuro.
Los ecuatorianos debemos al primer presidente Juan José Flores que las
islas sean nuestras. Fue José de Villamil, aunque nacido en Nueva Orleans,
quien sospechó de oscuras intenciones del ávido Norte y motivó la declaratoria
de soberanía.
Galápagos fue el laboratorio donde se gestó la teoría de las especies de
Charles Darwin, en su viaje en el Beagle. “Ha sido el acontecimiento más
importante de mi existencia. A este viaje le debo la primera educación de mi
carácter”, escribió.
Pero hay muchos hechos memorables que desconocemos de este lugar único,
sin olvidarnos de que también fue una colonia penal con su propio muro de los
lamentos. Esto último, porque los presos tenían que ganarse sus raciones
apilando piedras, irónicamente en un lugar paradisíaco.
El libro Galápagos: islas del tiempo, con fotografías de Mauro Burzio y
textos de Rómulo Moya Peralta, de Trama, relata los tiempos de incursiones
prehispánicas y cuando Fray Tomás de Berlanga redescubre a esta “Insulae de los
Galopego” (Islas de las Tortugas), después de extraviarse en un viaje hacia el
sur desde Panamá. El mentado religioso, al final de sus días, volvió al lugar
de su infancia en la Villa de Berlanga del Duero con una preciada compañía: un
caimán, a quienes los vecinos lo llamaron ‘ardacho’.
La obra revela un hecho curioso, porque señala que -acaso en una
conversación de marineros- Daniel Defoe escuchó el relato de un hombre que
después encarnaría a ese famoso personaje de la literatura que fue Robinson
Crusoe. El nombre del desdichado era Alexander Selkirk, abandonado a su suerte
por el corsario Saint George, junto a las iguanas.
En el campo de la literatura, se sabe que Herman Melville, quien estuvo
por estos lares, ya llevaba el germen de Moby Dick, la famosa ballena blanca
que era buscada por el capitán Ahab, con una pata de palo. Galápagos ya estuvo
presente en los mapas del famoso cartógrafo Abraham Orfelius, con mejoras que
datan de 1612.
Siguiendo el libro, para 1709, huyendo del Golfo de Guayaquil, iban a la
mar los famosos piratas Woodes Rogers (el pirata historiador) y William Dampier
(el pirata literato) para refugiarse en la Ensenada de los Bucaneros en la isla
Santiago.
Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/noticias-secretas-de-galapagos
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