sábado, 18 de agosto de 2012

Bond, Mr. Been y Assange


El diario londinense The Evening Standard, creado en 1827, especulaba, días antes de la inauguración de las Olimpiadas, que la reina Isabel II concedería, con el tradicional toque de la espada, el afortunado nombramiento de sir a James Bond, el agente 007, creado hace 50 años por Ian Fleming. Conjeturaba, además, que el espía haría una entrada espectacular en el estadio de Stratford.
Quien arribó de manera cinematográfica -saltando en paracaídas- fue la mismísima Isabel II, su graciosa majestad, quien impidió, junto a Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”, que el amigo de esta última Augusto Pinochet, el genocida chileno, fuera extraditado, burlándose incluso de los tribunales británicos en 1998. Atrás del intento de llevar al banquillo de los acusados estaba Baltasar Garzón.
Ahora el protegido de Garzón es Julian Assange, reconocido por Amnistía Internacional por su defensa en la libertad de expresión y, más allá de eso, quien -como si se tratara de un largometraje no deseado- develó en los WikiLeaks la mirada colonial de las embajadas anglosajonas y aún peor: los efectos brutales que producen el negocio de las armas en las antiguas colonias. Curiosamente, Bond siempre duerme con un arma bajo la almohada y una chica de turno, y no sabemos si usa preservativo.
Antes de que los antiguos esclavos coloniales -llegados en los barcos negreros a América- corrieran en la pista sintética, otro personaje irrumpió en la escena olímpica: Mr. Been, quien se burla de la guardia inglesa y duerme con su osito de peluche Teddy.
Bond defiende un sistema, dice Eduardo Galeano. “Ahora, Bond es un hombre-sándwich al servicio de muchas empresas de muchos países. Cada escena de su película ‘Tomorrow never dies’, estrenada en 1997, funciona como un spot publicitario.
El infalible Bond consulta su reloj Omega, habla por un teléfono celular Ericsson, salta desde una azotea para caer sobre un camión de cerveza Heineken, huye en un automóvil BMW alquilado en Avis, paga con tarjeta Visa, bebe champaña Dom Pérignon, desviste mujeres previamente vestidas por Armani y Gucci y peinadas por L’Oréal, y combate contra un rival que luce ropas de Kenzo”.

Antes de ayer, el Times de Londres lo dijo: un pequeño país sudamericano, que es como decir una Banana Republic,
concedió asilo a Assange. Aunque el diplomático Mauricio Gándara crea que es por salir en los periódicos, hay otros temas en juego en estos asuntos, que van más allá del osito de peluche Teddy, que se asustaría de tantas armas regadas por el mundo para defender a un sistema que cree que el planeta es un “shopping center”.

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