lunes, 15 de julio de 2024

Quitumbe, el origen de Quito




Juan Carlos Morales Mejía
José Villarreal Miranda (ilustración Quitumbe, detalle)

Cuando Quitumbe abandonó el mar, aún los gigantes de Sumpa (provincia de Santa Elena) merodeaban los pozos de su hermano menor Otoya, antes de deborarlo. Las tribus estaban en disputa: unos era guerreros y pastores, los otros agricultores. Para buscar otros caminos, Quitumbe dejó a su esposa Llira y su futuro hijo Guayanay (traducido en las crónicas como golondrina) y en la isla Puná descubrió al maíz, al que hay que moler con cuidado.

Mas, como el destino es de los elegidos, continúa por abruptos parajes –por la ceja de montaña y los bosques nublados- hasta llegar a un lugar donde un volcán siempre está despierto. Allí, en medio de las quebradas funda Quito, donde tiene un hijo: Thome, quien posteriormente inventará las armas de combate.

Sigue la línea de su padre, Tumbe, de fundar poblaciones y va hacia el sur y surge Tomebamba, pero continúa hasta levantar el templo a Pachacama y establecer regadíos, según relata el quipucamayo Catari. Con el tiempo, los descendientes de esa primigenia isla fundarían el Cuzco. Sus descendientes, los astutos incas que necesitaban poseer un imperio, volverían a adorar al sol en Quito, trayendo chaquiras de concha Spondylus, de los mares de sus mayores de la mítica Sumpa.


Bibliografía. Coronel Valencia, Valeria, Quitumbe, de la narrativa contrarreformista a la genealogía regional de Manco Cápac, Revista Quitumbe, número 10, 1996
 

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