En los barcos negreros también llegaron los cristos agónicos. En la
época colonial, los jesuitas tenían 132 haciendas, 9 de las cuales estaban en
el Valle del Chota, en la provincia de Imbabura. Aquiles Pérez contabilizó a 1
760 esclavos traídos del continente de ébano. Ahora, en Salinas, sus
descendientes —como antes lo hicieron sus ancestros con Oxalá convertido en
Santa Bárbara— trasfiguraron las simbologías. Los romanos, las verónicas, los
cucuruchos, los cristos son afrodescendientes. Únicamente las imágenes de
madera, que van en andas, tienen los rostros de los antiguos amos.
La Semana
Santa en Salinas clama como la canción de Roberto Anglero: “Si Dios fuera
negro, mi compadre, todo cambiaría”.
Cristo en la cruz
Jorge Luis Borges
Cristo en la cruz. Los pies tocan
la tierra.
Los tres maderos son de igual
altura.
Cristo no está en el medio. Es el
tercero.
La negra barba pende sobre el
pecho.
El rostro no es el rostro de las
láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la
tierra.
El hombre quebrantado sufre y
calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas
veces.
La suya o la de otro. Da lo
mismo.
Cristo en la cruz.
Desordenadamente
Desordenadamente
piensa en una mujer que no fue
suya.
No le está dado ver la teología,
la indescifrable Trinidad, los
gnósticos,
las catedrales, la navaja de
Occam,
la púrpura, la mitra, la
liturgia,
la conversión de Guthrum por la
espada,
la inquisición, la sangre de los
mártires,
las atroces Cruzadas, Juana de
Arco,
el Vaticano que bendice
ejércitos.
Sabe que no es un dios y que es
un hombre
que muere con el día. No le
importa.
Le importa el duro hierro con los
clavos.
No es un romano. No es un griego.
Gime.
Nos ha dejado espléndidas
metáforas
y una doctrina del perdón que
puede
anular el pasado. (Esa sentencia
la escribió un irlandés en una
cárcel.)
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha
muerto.
Anda una mosca por la carne
quieta.
¿De qué puede servirme que
aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?
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