Un asambleísta, en una
entrevista difundida, dice que el diario público EL TELÉGRAFO es un pasquín, a
propósito de las últimas oleadas de los ‘Papeles de Panamá’. Esto me recordó
una clase con Bernard Lavallé, eminente historiador, autor de la biografía de
Francisco Pizarro, “ese pícaro bastardo y analfabeto, quien siendo porquerizo
llegó al Nuevo Mundo y asesinó a Atahualpa, todo por la codicia”, según relata
la llamada leyenda negra.
Y esto porque Lavallé nos
contó un día sobre el origen de la palabra pasquín. En Roma, los libelos
aparecían en una serie de estatuas, seis en total, pero la más famosa era la de
Pasquino. Se lee en la web: “Estas estatuas parlantes fueron y siguen siendo el
arma con el cual Roma ha demostrado su descontento a la arrogancia y a la
corrupción de las clases dominantes sin perder el sentido del humor
característico de los romanos”. En el siglo XVI, al amparo de la noche, autores
anónimos colocaban carteles que, aunque en su mayoría eran poemas, a veces “se
llevaban a cabo verdaderos diálogos humorísticos entre las estatuas”.
La famosa estatua de la
Plaza Navona de Pasquino, del siglo II antes de nuestra era, representaba a un
gladiador romano donde, con el tiempo, se colocaban las sátiras conocidas como
‘pasquinadas’. Hay algunas famosas.
Durante la dominación
napoleónica, hubo un diálogo entre Pasquino y Marforio. Este último preguntó:
“¿Es verdad que los franceses son todos ladrones?”, Pasquino replicó: “No
todos, pero Bona-parte”. Durante el fascismo de Benito Mussolini, en ocasión a
los preparativos para la visita de Hitler a Roma, Pasquino dijo: “¡Pobre Roma
mía de Travertino! / Te han vestido toda de cartón / para hacerte mirar por un
pintor, / tu próximo patrón”. A la muerte del papa Pablo III, Pasquino dijo:
“Aquí fue enterrado un tal Pablo / fraudulento, ‘vulpon’ (zorro), ladrón,
asesino, / aquí famoso en boca de Pasquino / Allá doliente en la boca del
diablo”. A la muerte del papa León X, famoso por la venta de indulgencias,
Pasquino dijo: “En los últimos instantes que León había vivido, / no pudo tener
sus sacramentos, pues los había vendido”.
La definición de pasquín es:
“Escrito anónimo, de carácter satírico y contenido político, que se fija en
sitio público”. Uno famoso fue colocado por Eugenio de Santa Cruz y Espejo, aunque
algunos dicen que por su hermano, en las Siete Cruces de Quito: “Salva Cruce
Liber Esto. Felicitatem et Gloriam consequto” (Felicidad y Gloria
conseguiremos. Al amparo de la Cruz seremos libres). Hasta en La mala hora de
Gabriel García Márquez se los cita: “... En el puerto, un grupo de
mujeres comentaba en voz alta el contenido de un nuevo pasquín puesto la noche
anterior. Como el día amaneció claro y sin lluvia, las mujeres que pasaron para
la misa de cinco lo releyeron y ahora todo el pueblo está enterado. El juez
Arcadio no se detuvo...”.
En esta tónica, hay una
pregunta que flota en el aire: ¿Qué haría usted si su banco le deposita casi un
millón de dólares por error? A: Se va a farrear; B: Dona a los niños pobres; C:
Devuelve el dinero; D: Ninguna de las tres primeras… (O)
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