miércoles, 27 de agosto de 2025

Libro Caranquis



Durante milenos, un pueblo al norte del actual Ecuador, en la provincia lacustre de Imbabura, armonizó su cultura con su deslumbrante geografía. Sus dioses eran los montes tutelares Taita Imbabura y Mama Cotacachi, y sus deidades en torno al agua la formaban sus múltiples cochas (lagunas), pogyos (vertientes), hatun yaku (ríos), paqchas (cascadas), a quienes reverenciaban, en tiempo de las cosechas del maíz, con la bebida de la chicha.
 
Los Caranquis, quienes florecieron del 1250 al 1550 de Nuestra Era, construyeron alrededor de 5.000 tolas y practicaron la reciprocidad a lo largo de sus límites que abarcaban desde el valle del Chota hasta Guayllabamba, además de que fortalecieron sus alianzas con otros pueblos como los quitus, pastos, manteños o los pueblos amazónicos. 
 
Santiago Ontaneda Luciano lo dice: “La particularidad del País Caranqui —y de la serranía ecuatoriana, en general— está vinculada a un fenómeno conocido como microverticalidad, que consiste en la sucesión próxima y continua de distintos pisos ecológicos, cada uno caracterizado por un sistema de producción propio”.
 
Esta obra es un compendio de destacados estudios en torno al señorío étnico de los Caranquis, en un momento de una fuerte incanización (que, por lo demás, únicamente tuvo una presencia de 13 años en la región norte durante su expansión) que incluye celebraciones como el llamado Inti Raymi que acá, durante el solsticio, no tiene un sentido militar sino comunitario. En los Caranquis está, gracias a su profundo conocimiento del territorio y el intercambio alcanzado entre diversos pueblos, la brújula para entender nuestro futuro.
 
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miércoles, 20 de agosto de 2025

El Cuartel de Ibarra

 

 




Ibarra, al norte de Ecuador, tiene edificios patrimoniales, de la época republicana, que deslumbran. Al frente del parque 9 de Octubre, más conocido como La Merced, se encuentra un construcción que evoca a las épocas medievales. Este espacio es el Centro Cultural El Cuartel un lugar que ahora alberga distintas exposiciones donde se destaca el llamado Salón Troya, con óleos enormes que representan la fundación de Ibarra, en su parte histórica y mítica, del mayor paisajista ecuatoriano de finales del XIX, el pintor ibarreño Rafael Troya Jaramillo.


Fue el mayor Joaquín Delgado, comandante del batallón Jaramijó Nº 8, quien comenzó la construcción de la obra en 1907, en el segundo mandato del liberal Eloy Alfaro, como parte de la inversión publica en contrapeso con las construcciones religiosas. Era la época de la arquitectura ecléctica (parte del neoclasicismo y romanticismo del siglo pasado aún presente) y José Domingo Albuja se inspiró en un castillo medieval, aunque sin las torres albarranas ni las fosas eso sí con los orificios para disparar las añoradas saetas.


Se inauguró en 1917 pero los trabajos continuaron. En su torre norte consta una fecha: 24 de mayo de 1927. Para 1930, el comandante Neptalí Rueda, adquirió por 200 sucres 400 molones tallados de piedra, presumiblemente de las canteras del río Tahuando.

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Como referencia

2015 El artífice del Cuartel de Ibarra
2016 Conferencia sobre el Cuartel de Ibarra
2017 El Cuartel de Ibarra y el arte


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